El escrito que comparto hoy con vosotros viene de la mano de mi hijo José Manuel de Prada Samper, de quién estoy segura que Joaquín se sentiría enormemente orgulloso, al igual que de todos nuestros hijos. También aprovecho para recomendaros que cuando vayáis a la librería a comprar el libro Censurado. Joaquín y Loli un encuentro de cine, aprovechéis para comprar el último libro de mi hijo, publicado por la editorial Siruela, que se llama Cuentos populares de África. Espero que disfrutéis de su escrito…

Dzavadzimu

para mi padre, en el 21 aniversario de su partida

La imágenes de este poema me vienen rondando desde hace tiempo, pero sólo ahora han cristalizado en palabras y, cosa poco común en mí, lo han hecho en forma de un breve poema. En la lengua shona del sur de África, hablada sobre todo en Zimbabwe, dzavadzimu significa “referente a los espíritus”. Los bosquimanos |xam, que vivían más al sur de los shona, en lo que hoy es la república de Suráfrica, decían que todos los seres humanos llevamos dentro un viento personal e intransferible. También decían que las historias viajaban con el viento, y que bastaba con sentarse en un recodo del camino para sentirlas. Sobre el corazón decían que era la sede del espíritu, pero no se referían a la víscera en sí, sino a lo que ellos llamaban “hilos del pensamiento”, que situaban “a un lado de la garganta”.

Quisiera contarte tantas cosas,

pero no sé hacerlo.

En cambio,

yo a ti puedo a veces percibirte.

Tu viento se hace sentir

en cada espiral de mi camino,

y el tuyo es el corazón que palpita

en todos los rincones donde habito

y cuyos latidos me hacen llegar

instantes en los que te reconozco.

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