Una noche, como otras muchas, no podía dormir… Me levanté de la cama (y eso que hacía frio eh!) y saqué una de las cajas, la caja de todos los escritos que tenía o creía tener de Joaquín (pues luego me han aparecido nuevas cosas). Aunque todo esto estaba super releido por mí en nuestros años de novios ¡el tiempo no me hizo borrar nada! pero si hizo que al tenerlo a él, a ciertas cosas yo no les diera la tremenda importancia que tenían.
Saqué una primera carta al azar. En el fondo de mi corazón no sabía lo que estaba haciendo, lo que si sabía era que al estar tantos años sin Joaquín, tenía en mis manos algo que él un día escribió para mí. Que esa carta que yo tenía en mis manos, antes había estado en las suyas, que ahí estaban sus huellas, que ahí estaba su amor por mí, su cariño, su ternura, su dulzura, que ahí estaba lo que yo en esos momentos hubiera querido, retrocediendo en el tiempo, recuperar. Aquella era una carta increible, increiblemente preciosa (más adelante os la pondré en el Blog junto con más cosas). La leí entera. Eran las dos y media de la madrugada. La volví a colocar en su sitio y saqué una carta de las que yo le había escrito a él. Era similar a la suya. Le decía, como él a mí, que el mundo existía porqué en él estabamos nosotros queriéndonos.
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Todo en la vida tiene su fecha, y yo Loli de Prada, la chica de Joaquín, un día ya un tanto lejano (concretamente el 4 de febrero del año 2004) dejando a un lado mi tristeza, mi agonía y mi dolor, decidí abrir aquellas grandes y repletas cajas llenas de cartas del amor de mi vida. Lo tenía todo bastante bien ordenado en esas cajas. Como primordiales, estaban por separado las cartas de Joaquín en una y en otra, igual de grande, mis cartas a Joaquín. Luego, había más cajas. Tened en cuenta que medio armario de mi dormitorio estaba dedicado a todo esto, porque yo, no se si es un defecto o es una virtud, lo guardo todo, absolutamente TODO. ¿Como no habría de guardar las cartas de amor del chico de mi vida, de mi familia, de su familia, de su madre (de quien tengo muchísimas), de sus hermanos, de sus amigos y compañeros en el mundo del notariado donde tan lejos llego y donde tan querido era por sus compañeros y por su propio Colegio. Tened en cuenta que cuando murió era vicedecano del Colegio Notarial de Cataluña. Él, cuando hacia una cosa se desvivía por ella, la hacia hasta llegar a lo mas profundo del tema y dedicaba horas y horas a ese Colegio Notarial de Barcelona al que tanto amó y en el que tan lejos hubiese llegado de no quitarle Dios la vida cuando empezaba a florecer. Luego, están los compañeros de la carrera de Derecho en nuestra querida tierra que es Salamanca donde tanto lo quisieron y me quieren a mi (aunque yo soy de Cartagena de lo que me siento muy orgullosa y donde esta la preciosa Virgen de la Caridad la cual esta siempre presente en mi dormitorio). Finalmente están las cartas y documentos relativos al mundo del cine aunque yo ese mundo al que tanto he amado junto a Joaquín, lo tengo a parte. El mundo del cine de Joaquín lo tengo totalmente separado, son como dos mundos y en esta ocasión yo el mundo que necesitaba para poder subsistir era el mundo de nuestro AMOR.
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