Queridísima reinecica mía: Lo que mas me cuesta de todo el esfuerzo que ahora estoy haciendo es prescindir de estos domingos enteramente dedicados a ti. Ahora que mi amor es mas grande que nunca te puedo escribir menos. Tú eres buena conmigo y me dices que no son sosas mis cartas, pero yo se exactamente como son y se que llevo razón en lo que digo. Ahora precisamente que tus cartas son cada vez mas maravillosas, las mías son menos. Y no es que te quiera menos tú lo sabes de sobra y te pudiste dar cuenta hablando por teléfono el otro día, sino que todo esto en que me veo metido es de auténtica locura como no puedes imaginarte. Y eso que voy con suerte y por regla general no me duele la cabeza. Sólo ayer a última hora de la tarde me dolió bastante, me tomé dos optalidones y me fui a la cama nada mas cenar (José María y Vicenta se fueron al cine a ver “Con quién andan nuestras hijas” que es película para gente de derechas. Figúrate que a Facundo le gustó mucho) y hoy me he levantado ya bien. Los nervios, otro enemigo, los domino bastante bien y voy tirando. Pero se me achica la inteligencia para todo lo que no sea estudiar y cuando llega el momento de escribirte no me salen aquellas tardes de los buenos tiempos, y desde luego aquello tan lindo de las targetas que me parece que son lo mejor que te he escrito. Te pido paciencia para mí y un poco de compasión también. Bueno Loli soy un distraído y aún no te he dicho que te amo brutal y apasionadamente, que eres mi vida entera y que soy intimicamente tuyo. Te quiero más que nunca y te necesito aún más que nunca. Y mira que siempre te he necesitado todo, pues ahora es más que todo, muchísimo más. Me parece que el otro día por teléfono nos dijimos más cosas que las que creímos decir. La voz oída dice infinidad de cosas que por carta son muy difíciles de decir. Y yo me di cuenta de tu amor, de tu ternura, de tu hambre y tú de la misma manera tuviste que leer muchas cosas en mi voz. Te quiero muchísimo Loli, estás unida a mí en todo. Tus ojos desde la fotografía fijos en mí me dan vida, ánimos, fuerzas para lo que llevo y lo que aún me espera. Gracias a ti puedo vivir esta vida, virgencita. Pensando en ti lo hago todo tú eres la fuerza para mis sacrificios, para levantarme cada mañana para sentarme a estudiar, para resistir sin desfallecer hasta la noche en que me acuesto agotadico. Tú me acompañas en todo momento. Tú lo eres todo para mí. Te lo dije un montón de veces por teléfono. Tú lo eres todo para mí y gracias a tu amor puedo vivir, puedo estudiar y puedo resistir la separación que cada vez es más dolorosa pues cada vez somos más una sola carne.
Virgencita mía queridísima, ternura entrañable, mi todo, soy muy tuyo, todo yo te pertenezco, eres mi reina y mandas absolutamente sobre mí, pues soy feliz perteneciéndote, siendo carne de tu carne y alma de tu alma, viviendo para ti exclusivamente. Eres tan maravillosa. Para mí no hay luto que te haga feucha siempre estás maravillosa para mí. Lo que de ti me gusta es lo que no se puede poner de luto. Los vestidos son accesorios, no tienen importancia para mi amor. Eres tú misma, mi carnecica de Loli, su cuerpo de mujer, lo que me gusta, me parece maravilloso e inigualable. Me agrada te arregles y te vistas bien, tú lo sabes. Pero para mí y sólo para mí, lo fundamental eres tú misma, estés vestida como una reina o cubierta sólo por una manta como María en “Por quién doblan las campanas”, o con un camisonico corto de nylon amarillo, o un largo camisón blanco de boda. Eres tú misma, mi virgen, mi morgengaben, mi donación de la mañana.
Eres mi mujer. Tú copias unos versos de Neruda y uno de ellos dice: desnuda tu cuerpo de estatua temerosa. Pues bien lo que yo amo es tu cuerpo de estatua temerosa. O como dice en otro sitio: amo tu cuerpo de nácar soleado. O si vamos a la primera poesía de todas: cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos… ¿ves cómo hasta ahí no puede llegar el luto? Y por lo tanto. Yo no puedo traerme un mal recuerdo de ti porque estuvieras vestida de luto y de prestado, pero es que yo le tengo manía al luto y por eso te digo cosas metiéndome con él. El feo es el luto. Tú resplandeces en él como el sol entre nubes. Tu belleza para mí es eterna y no me contradigas porque te responderé lo de siempre: tienes la mejor belleza: la que yo se ver en ti. Es mejor ser hermosa para un solo hombre que serlo para muchos. Es mi opinión ¿opinas tú otra cosa? Y te advierto que fuera de eso estoy muy orgulloso de ti. Yo veo las mujeres de los demás y tú vales muchísimo más. No digamos ya Vicenta, la mujer de T mismo es un rato fea. Mari Carmen la de Facundo, la mujer de Bernardo el abogado amigo de mi hermano, todas valen lo que un pepino. Pero bueno aquí el que tiene que opinar soy yo y digo que eres maravillosa y que no hay otra como tú y no admito discusión, por una sola vez me voy a poner enérgico. Ah! Y vales mucho más que yo. Aún en mis buenas épocas que es cuando estoy a tu lado y me cuidas tú que es cuando llevo recortado el bigote, las uñas cortas, bien cortado el pelo y peinado. Aún entonces vales tú más y no te digo ahora que voy hecho un auténtico desastre. Porque yo soy un desastre y sólo el deseo de agradarte y tus cuidados me convierten en algo pasable. Yo quisiera hablarte de mí. La vida que llevo más o menos la sabes. Me levanto a las 9 ½ y me acuesto a las 11 ½. Estudio por la mañana de 10 a 2, luego te escribo. Como y me pongo a estudiar a las 4 hasta las 6 y de 6 ½ a ocho, voy a echar la carta y vuelvo a casa. Doy temas con JM y a las 9 ½ me voy a estudiar, hasta la hora de cenar que varia y nada mas cenar otra vez a estudiar hasta las once y media, en que te escribo la hoja del Diario y me acuesto. Te doy las buenas noches y me duermo. Suelo dormir bastante bien, afortunadamente.
Tu carta me llega sobre las doce de la mañana y me hace verdaderamente feliz. A media mañana suelo tomar un bocadillo de queso o chorizo y por la tarde a las 6 meriendo otro bocadillo. Duermo en el mismo cuarto que mi madre, o ella en el mío, entre otras razones porque no tienen otro cuarto habitable. Hoy me he levantado a las diez, hace un día espléndido de sol. ¡Quién estuviera junto a ti! Te escribo y dentro de un momento desayunaré y me iré a pasear. Esta tarde a estudiar ¡Qué lata! Estoy animado y optimista aunque no se porqué. Te quiero brutalmente porque eres mi vida y no se vivir sin ti. Te amo apasionadamente vidica mía, ternura, reinecica, mi todo.
Ya he vuelto de pasear. Solo he ido y te he echado de menos brutalmente vengo con muchísima hambre de ti, con mucho amor y ternura y me duele no poder entregártelo, no estar junto a ti para hacerte ofrenda de todo esto que en mi corazón nace y tuyo es. Queridísima: ¿qué haces en estos momentos? ¿Cómo piensas en mí? ¿Cuál es tu hambre? Te necesito virgencita, te necesito ¿no lo notas? ¿No te estremeces toda de pura hambre? ¿No notas caer sobre ti todos mis pensamientos, todo mi amor? Una mañana como esta ¿qué haríamos? Yo no se, hace tanto tiempo que estamos sin vivir juntos. A poco de conocernos salíamos los domingos por la mañana y por la tarde. Y por la tarde tempranísimo, siempre hemos tenido prisa por estar juntos. No digo ya aquel verano pues entonces nos pasábamos todo el día juntos. Pero aquello no me basta pues ahora te quiero muchísimo más, pero fuera de aquella época nunca hemos estado juntos sin miedo de separaciones. Siempre teníamos encima una próxima separación que nos quitaba la calma y tranquilidad. ¿Qué es una mañana de domingo a tu lado? ¿A qué sabe? Ternura mía: No hemos tenido tiempo de disfrutar uno del otro, siempre separados. Tiene que ser maravilloso el vivir juntos sin temor de separaciones. Yo creo que a ti y a mí es lo que mas nos va a gustar del matrimonio: vivir juntos para siempre, sin ninguna ausencia. Entre tanto tenemos que conformarnos con soñar con una mañana como esta, llena de luz y sol. Una mañana en que tú y yo estamos juntos.
Esta semana he estudiado bastante. Te diré cuanto: Derecho Civil: Parte general cinco temas. Obligaciones cinco temas. Familia cinco temas y sucesiones cinco temas. Reales cuatro temas. Mercantil diez temas. Hipotecaria diez temas. Fiscal cuatro temas. Notarial cuatro y Procesal tres. Sumando salen cincuenta y cinco temas que son todos tuyos pues para ti los he estudiado. Si me lo merezco me mandas premio que yo apuntaré en mi libretica.
Loli ahora voy a hablarte de venir a mí. Me has engañado en cierto modo y eso no está bien. Tú me decías en tu carta que ya no venías y que no te insistiera y como estabas mala yo te hice caso y te dije aquello de mi carta. Pero era suposición mía deducida de la larga experiencia que tenemos. No había hablado con mi madre ni con nadie pues para eso esperaba tu aprobación. Por lo tanto aun se puede intentar. En tu próxima carta me dices si no te importa venir: en ese caso yo hago las gestiones que sean (siempre como cosa mía claro) y veremos lo que resulta. Sino, lo dejamos estar, y conste que no me enfado ni lo más mínimo pues no me extraña nada no te apetezca venir aquí, yo estoy deseando salir de esta casa para siempre y lo que me decías en tu carta indignada tenías razón. ¿Queda entendido? Hay una mala noticia. Va a venir MI. Tu sabes ya por este verano lo que esto supone. Cuando me lo dijo mi madre casi me echo a llorar pues era lo único que me faltaba. Mi madre dice que se va a estar aquí todo el tiempo que pueda para ver si estando ella la otra idiota retrasa el viaje. Por ahora solo es proyecto, ya te iré dando noticias según me vaya yo enterando. En fin, que no somos nadie. Mi madre me dice que a mi que me importa puesto que me paso todo el día encerrado estudiando, pero tu sabes que esta casa se pone aún más insoportable cuando viene esa imbécil. Loli para mi fue maravilloso el hablar por teléfono el otro día. ¿No podrías llamarme cada 15 días en vez de cada mes? Sería una gran ayuda para mí. Dime pronto algo sobre esto. Tengo aun “Labores del Hogar” aquí, es el nº de marzo-abril. Mañana mismo intentaré mandártelo.
Tengo la lista de los opositores, ni la he visto. Dime si te interesa verla y te la mando. Es grandísima, figúrate que son 551. Entre ellos está tu hijico pequeño. Pero no creas que me asusta que haya tanta gente. En las oposiciones lo de menos es la gente que va, pues todo el que hace bien el ejercicio aprueba. Tu no te preocupes de que haya 550 además de yo, sino de si yo me se bien el programa y si se hacer bien los ejercicios. (…) No dejes de ir a ver “Gigante” tengo muchísimo interés en que la veas para que me digas si es buena o mala y que tal trabaja el tal James Dean, que aún no lo hemos visto ninguno de los dos. ¿Sales de casa? ¿te entretienes? No tengo ningunas ganas de estudiar esta tarde, lo hago por ti. Quiéreme muchísimo. Tengo que separarme de ti. Espero que mi carta te haga tan feliz como a mí esta mañana que te puedo dedicar. Soy todo tuyo y el día entero te pertenecerá pues estudiar es la mejor forma de amarte y más ahora. Tú cuídate tal y como yo te pido. Cuídate muchísimo pues es tu forma de cuidarme a mi. Tú forma de amarme. Para ti todo mi amor, mi ternura, mis deseos de verte. Mis besos húmedos y calientes. Mis caricias llenas de amor.
Pont de Suert. Nuestra primera Notaría. Nuestro primer hijo: Joaquín (igual que su padre), aunque allí le llamábamos Quinito y le seguimos llamando Quinito durante unos años más.
En Pont de Suert Joaquín hizo su primera escritura de adopción. Os cuento…
Como cuando llegamos, en 1959, Pont de Suert era un pueblecito de verdad, ya se había corrido la voz de que iba a llegar un Notario. Nosotros, Joaquín y Loli (embarazada), llegamos allí con una máquina de escribir (la de su padre que también murió muy joven siendo Notario), un queso (que nos regaló no se quien) y un cuchillo. Eso era nuestro atuendo. Joaquín llevaba un poco de ropa para ponerse y yo igual.
Al llegar nos alojamos en el único hotel que había (no teníamos casa ni medios para comprar una). El segundo día por la tarde salimos a la calle para conocer los alrededores y yo no me encontraba bien a causa del embarazo. Nos paró una chica (Juanita) y nos preguntó si nos podía ayudar en algo. Mi marido le dijo que era el Notario, que acabábamos de llegar y que yo no me encontraba bien. Juanita (a la que también podríamos llamar la mujer de los 40 brazos) era empleada del único colmado que había (el colmado, si no recuerdo mal, de Rosa), y nos dijo que en frente estaba la casa de sus tíos, así que allí fuimos con ella y nos presentó a Eduardo y Dolores, unas de las personas más buenas que jamás hemos conocido. Entramos en su casa y ya sin saber cómo éramos nos dieron cobijo. Juanita y mi marido volvieron al Hotel a por nuestros pocos trastos, Joaquín pagó y entre los dos se trajeron todo, claro que era tan poquito y estaba tan cerca que no costó mucho.
Eduardo y Dolores tenían tres o cuatro habitaciones que normalmente alquilaban a los camioneros que hacían noche por que iban camino de Viella.
Ellos nos apañaron la mejor habitación que tenían y posteriormente nos arreglaron una habitación para la que yo compré una cama y un pequeño armario para poner nuestras pocas cosas.
Pero ya a partir de entonces siempre cenábamos con ellos, siempre me decían “bajen, que vamos a tomar una secallona y un d’alló”. Nuestra querencia era tan grande que no hay palabras para expresarla. Juanita me lo hacía todo. Me compraba todo lo que necesitábamos (o lo mandaba comprar con la furgoneta que iba una vez por semana a Lérida), por ejemplo el papel del Colegio Notarial (el poco que necesitábamos) y también nos encargó un selló de goma (Joaquín se lo pintó en un papel y a los seis o siete días ya lo teníamos). Porque también debo decir que durante bastante tiempo solo se hacía un “protesto” a la semana en la notaría.
Allí y bajo aquellas circunstancias me di yo perfectamente cuenta de lo mucho que nos queríamos.
Un día de los muchos en que estábamos cenando con la Sra. Dolores y el Sr. Eduardo, la Sra Dolores le dijo a Joaquín que Juanita era para ella como una hija pues ella no tenía hijos propios y su hermana tenía un montón. Joaquín le dijo que porqué no se “quedaba” con ella y la Sra. Dolores dijo que si, pero que entonces no tenían que quitársela nunca. Entonces ella hizo testamento a favor de Juanita, y pensó que con eso sería suficiente para que luego quedara heredera de todo, pero Joaquín le dijo que no, y que lo mejor sería adoptarla. Y esa fue la primera escritura de adopción que hizo Joaquín.
Para hacer la adopción tuvo que ir a Lérida a hacer unas gestiones, no recuerdo bien si era ante el juzgado y allí pasó algo curioso y que refleja muy bien el carácter de Joaquín. Mientras estaba esperando un funcionario fue preguntando qué gestión iba a hacer cada persona, y Joaquín dijo que era el Notario e iba para un tema de adopción. El funcionario entonces dijo “¡Una silla para el Notario!” a lo cual Joaquín dijo que o se sentaban todos o él no se sentaba. Así que sacaron sillas para todos.
Juanita era un sol y le guardaba los cromos a Quinito. Recuerdo los de los futbolistas y los de garbancito. Cómo trabajaba en el colmado podía atisbar por un agujerito los cromos que iban en el sobre y solo cogía los que no tenía repes. Ahora un album completo de Garbancito se puede comprar en TodoColección por el módico precio de 135 euros (fotos cortesía de Numismática Carlos Pelaez):
El primer cromo, con el pueblecito nevado, siempre me ha hecho pensar en Pont de Suert:
Me acuerdo que el Señor Eduardo, un día que Joaquín le ofreció media manzana, le dijo que muy bien, pero que entonces tenía que hacer el “tall de l’amic” (el corte del amigo), y le enseñó como se hacía (parece un puzzle), y que yo os enseño a vosotros, en estas fotos:
Luego ya nos hicimos amigos del médico, de los dos ingenieros, del farmacéutico y del alcalde.
El alcalde le dijo a Joaquín, que en Cataluña, si quieres quedar bien con las personas tienes que recordar bien su nombre cuando te las presentan, y al despedirte, hacerlo por su nombre. Creo que es buen consejo en cualquier lugar!
Nos ganamos el cariño de todo el mundo, y cuando le pedí a Joaquín que averiguara si alguien nos podía conseguir un abeto para adornarlo en navidad, acabamos con 4 abetos pues todo el mundo se desvivió por nosotros (uno dentro de casa y los otros tres en el patio!). Esta foto es de esas navidades, tomada en enero de 1961, en la copa del abeto está el muñequito inflable que le compró Joaquín a Quinito:
Mientras estuvimos allí no tuvimos coche, así que si había que desplazarse siempre íbamos con “Capacico”, que era único taxi de Pont de Suert, y que era muy majo y me dejaba sentar delante para que no me mareara (que yo soy de marearme mucho). También y como había tiempo yo le ayudaba en la Notaría a Joaquín (aunque había poco que hacer), por ejemplo, le numeraba las (pocas) escrituras al final del día. Joaquín también tenía tiempo para cartearse con Luciano G. Egido, gran amigo, y para escribir críticas de cine. Fue precisamente allí que escribió la crítica a la película Molokai, que empezaba “Molokai es una mala película”.
Hoy es viernes de Dolores. Para los que no lo sabéis hoy es el santo de todas las Lolas, Lolitas, Lolis, Dolores, Caridades etc… Es el viernes anterior al domingo de Ramos.
Lo se, entre otras razones, porque hoy es MI SANTO.
Así que me he puesto a escoger fotos para vosotros, fotos que me gustan ¿hace falta otra razón?
Aquí teneis mi aguamanil, que es precioso, lo compré en Manises, en Valencia, a un artesano que se llama Gimeno y cuya fábrica aún existe. Me gusta tenerlo con manzanas y otras frutas, que compro sólo por lo bonitas que quedan y su color. Nótese la ranita que me lo cuida.
Esta foto es preciosa. La ha hecho mi hijo Joaquín y estamos en el mercadillo de Portobello en Londres. Estamos monísimos.
Este es otro detalle de mi cocina (el aguamanil también esta en mi cocina). Lo llamo mi pared de cucharitas. Nada más ni nada menos que mi colección de cucharitas de medir. Yo he comprado muchas, y otras me las han traido mis hijos y amigos. Hay de todo el mundo, de Macys, de Harrods, de Selfridges, de Tiger, de Habitat, y de MIL sitios más. Pero ¡ojo! un detalle: mi cucharón-colador con cactus. Creo que puedo decir que debo ser de las pocas personas en el mundo con un cucharón-colador con cactus. Os cuento, mi hijo me lo compró en MACYS en San Francisco. Y es muy práctico, pero yo soy así, me hacía ilusión poner mi cactus. Así que lo hice… ¿te gusta?
Hasta siempre comandante! Esta foto me la han mandado mis amigos Aurora y Adolfo Calatayud. Esta hecha en Cuba. Digamos que como todos, estoy llena de contradicciones. Así detesto a Fidel Castro y su regimen, pero soy una apasionada de Ernesto “Che” Guevara, el guerrillero argentino. Creo que era una buena persona.
¿Tienen buena pinta? ¿Te apetecen? ¡Ven corriendo antes de que se desinflen! Los ha hecho Cristina, vereis, cuando Cristina era (relativamente) pequeña, le pidió a su padre ir a estudiar cocina a la escuela Ritz-Escoffier de París, su padre (y yo, claro) le dijimos que sí, pero que se lo tenía que organizar ella.
Y claro, lo hizo, fue a Paris, aprendió un montón, y desde entonces nos hace unas cosas buenísimas.
Estas fotos son de la “Nit amb Barret 2015” la noche con sombrero, porque vereis, mi hija Cristina no solo es una excelente cocinera, licenciada en derecho y muchas cosas más, mi hija Cristina sobretodo es SOMBRERERA. Le encanta hacer sombreros y hacer cosas alrededor de los sombreros.
Por eso cada año organiza la “Passejada amb Barret” a la que van cientos de personas. Yo este año quisiera ir, pero no se si podré por que estoy muy malita.
Vaya por delante: Joaquín es mío. Dicen que no puedo poner fotos de padres, hermanos y abuelos. Pues vale. Pero Joaquín es mío. Y de mis hijos claro, que por cierto piensan que no tienen ninguna limitación con sus abuelos… hasta ahí podía llegar el “pudor de los Prada”.
Pero volviendo a Joaquín, muchas veces me pregunto ¿dónde está Joaquín?
Si me he de fiar de la “Apostólica y Romana” que he sufrido gran parte de mi vida está claro que está en el cielo. Esperando la “resurrección de la carne” (que es la parte que más me gusta de la susodicha religión). Con todo mi respeto ¿La resurrección de la carne? Seamos serios… (No tengo nada claro que otros tengan ganas de encontrarse con Joaquín y que les diga lo que realmente pensaría “si levantara la cabeza”…)
Pero entonces ¿qué nos queda? TODO lo que realmente nos queda y es mucho. Precisamente lo que nos quieren robar, su recuerdo, sus imágenes, pensar en él a todas horas, hablar de él. Eso es lo que perdura y la carne, con todo mi respeto, en el supermercado.
Porque yo digo, cuando una persona fallece ¿quien tiene derecho a “administrar” su imagen? Para mí está claro que el conyuge y los descendientes, siempre dentro de unos límites de respeto (límites, que por cierto, nunca he cruzado).
Por eso, digo y digo y digo, JOAQUÍN: TE QUIERO MUCHO.
Estas fotos de Joaquín con chaqué me gustán mucho. Sólo yo se porque. Estaban “perdidas” hasta que mi hijo Joaquín ha encontrado los negativos.
Hay relaciones en las que, cuando las cosas se ponen difíciles se desmoronan.
Pero hay relaciones en las que el amor sigue creciendo inconmensurable aun cuando las cosas se ponen difíciles. Este es el caso de mis padres. Hicimos todo lo que pudimos por evitar el desenlace fatal de la enfermedad de papá, Joaquín, pero el cáncer avanzó sin compasión y sin consideración alguna. También hicimos lo que pudimos por que se sintiera cómodo dentro del dolor y más querido que nunca..
Cuando murió era el mes de junio, y hacía calor. Yo le abanicaba a veces, pero solo estaba tranquilo cuando era Loli, mamá, quien le abanicaba, no se si por que lo hacía mejor (sin duda) o porque era ella (creo que sobre todo esto último).
A mamá le gustaba hacernos jerséis, y a papá le encantaba cuando se los hacía… éste jersey no obstante lo pudo llevar muy poquito tiempo.
Papá murió, y el núcleo de la familia seguimos más unidos que nunca. Pero extrañamente los hermanos de mi padre, no solo no nos apoyaron, si no que nos hicieron daño a propósito. Todo porque nos negamos a que Joaquín, papá, quedara en el olvido. Con el ánimo de homenajearlo y recordarlo, y con el empeño de mamá (siempre con nuestro apoyo) nació un bonito libro, que por la razón que fuera se les atravesó a los “parientes”.
Seguimos sin olvidar. El libro fue retirado del mercado por orden judicial (a petición de mis tíos) pero nosotros publicamos otro, sin las fotos que les sirvieron de excusa para demandarnos, pero que cuenta al mundo la maravillosa persona que fue Joaquín.
NOTA ACLARATORIA: ESTA ENTRADA ESTA ESCRITA POR JOAQUÍN DE PRADA SAMPER, NIETO DE DOÑA CARMEN GONZÁLEZ PÉREZ. ESTE ES EL MENSAJE: YO CON LAS FOTOS DE MI ABUELA HAGO LO QUE QUIERO.
Estaba la muñequilla sucia y despintada, y le faltaba una pata; pero como la pobrecita Pelusa nunca había tenido otra, parecíale preciosa, y le puso por nombre doña Amparo, porque así se llamaba la señora gorda que vivía al fin de la calle y que gastaba sombrero con plumas.
La abuela Carmen tuvo una nenita, y la perdió de una manera terrible.
Por eso cuando nació Cristina, además en Madrid, papá intentó que fuera la nenita de la abuela. Por eso, y porque es especial, Cristina adoraba a su abuela.
Aquí la vemos en Gavá en el verano de 1972. Jugando con “Doña Amparo” la muñeca, la nenita de Cristina, que, por cierto recibía su nombre del libro “Pelusa” del Padre Coloma.
Siempre que Cristina iba a Madrid visitaba a su abuela.
Pero un día se murió papá y otro día se murió la abuela y nos dejaron solos, ahora visto lo visto, abandonados. La congregación del Niño Jesús de Praga nos robó, nos dieron la espalda delante del ataúd de la abuela. Cristina se sumió en una profunda depresión.
Pero nunca podrán borrar estas imágenes.
¡Ah! Se me olvidaba decir que doña Amparo sigue viviendo en la calle de Zorrilla, núm. 12; pero ha tomado también otro cuarto bajo en la calle de San Bernardino, núm. 14, donde pasa muchas horas del día y recibe a sus amigos.
En 1963 yo vivía en Salamanca en la calle Santa Teresa número 3, quinto izquierda.
El 22 de noviembre José Manuel cumplía siete meses, mi marido, Joaquin de Prada González, estaba preparando unas oposiciones entre notarios en Madrid.
Loli de Prada en la Plaza de los Bandos muchos años después en 1999.
Aquella mañana, como todos los días, llegó la Señora Paca, que me ayudaba con las cosas de la casa. A media mañana me trajeron media barra de hielo que yo metí en la nevera, pues nuestra nevera no era eléctrica. Ah! pero antes, vino el portero a subirme el carbón para mi cocina económica que encendía normalmente al atardecer y a la que le ponía unas unas cáscaras de naranja (que se quemaban) para que oliera bien, cosa que por cierto, me copiaron todos los vecinos…
Os hablaré de mis vecinos… en el mismo quinto en la puerta derecha vivía Troconi, que era médico, y, que además de serlo era un buen amigo nuestro, y que por cierto se portó muy bien cuando tuve a mi madre en casa muy malita con un cancer (ella al final se murio cuando ya estabamos en Baeza en 1965). Y en el cuarto derecha vivía mi amiga Magdalena, que su marido Pepe era anestesista, y que además, era de cerca de Cartagena, como yo.
Pero sigo con mi historia, era un día normal y acompañe a Quinito a las monjitas, donde, por decir algo estudiaba por las mañanas, le di el biberón a José Manuel y escuché la radio un rato pero como no era interesante la apagué enseguida, por aquellos tiempos no teníamos televisión.
Por la tarde me senté un rato en el sofá a hacer punto. José Manuel seguramente dormía en la cuna y Quinito debía estar jugando en “Miami” (os explicaré, eso de Miami, era un cuarto, medio de invitados, medio de trastos, donde Joaquín, después de comer, se echaba a dormir la siesta). Pero sigo, más tarde iríamos a dar un paseo a la Plaza de los Bandos al lado de casa. Recuerdo que cuando volvimos oí la voz de Magdalena gritando por el patio del montacargas que nos comunicaba, estaba muy alterada y me decía: ¡Loli, Loli, Loli!¡Han matado a Kennedy! ¡Han matado a Kennedy! instintivamente me salió, ¡Que no! ¡Que eso es mentira! ¡Que es mentira!
Cristina de Prada en la exposición de Loewe “The Kennedys” con Tony Nourmand, autor y editor del libro “The Kennedys”
Cristina de Prada en la exposición de Loewe “The Kennedys”
Pero desgraciadamente era verdad, habían matado a Kennedy en Dallas y desde ese momento nunca nada fue igual.
Siempre he sido una gran admiradora de Kennedy y tengo muchos libros, fotos y recortes de periódico de él. Mi hijo dice que soy muy “Kennediana”, y la verdad es que si. Se han dicho muchas cosas sobre Kennedy, pero yo sigo pensando lo mismo: que era muy buena persona y que no debieron matarlo, además no tengo ninguna duda de que el mundo sería mejor si Kennedy hubiera vivido.
Cristina de Prada en la exposición de Loewe “The Kennedys”
Cómo quisiera tenerte. Cómo quisiera cuidarte. Como quisiera adorarte, besarte, acariciarte. Porque todo en la vida, desde que tu faltas, ha sido como un buscarte y un no encontrarte. Contigo la vida para los niños hubiera sido distinta y la vida para mi hubiera sido distinta… y tu habrías estado junto a nosotros viviéndola.
A veces me pregunto ¿qué he hecho yo para que me “consideren” ciertas personas de misal en mano y de cuerpo arrodillado?
¿Porqué tanta falsedad? Ahora que todos sabemos que la iglesia es una mafia, una mafia como cualquier otra.
Menos mal que nuestro Joaquín de Prada González, querido por todos, se dio cuenta mucho antes de morirse que todo eso era falsedad, y que para él no existía más que nuestros preciosos hijos y yo misma. Claro que si.
Os dejo con un precioso escrito de Mario Benedetti.
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios destino.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme.
La gente que tiene tacto.
Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.
A estos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor.
La gente que nunca deja de ser aniñada.
Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
La gente que lucha contra adversidades.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.
Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.
Javier Sánchez Zapatero y la prensa de Salamanca se acuerdan de Joaquín y Loli de Prada.
Debajo de la imagen del suplemento, os adjunto la transcripción.
Quiero dar las gracias a mis amigas de Salamanca, Carmen, Concha, Mercedes y Nunchi, por quererme tanto y acordarse de mi y guardarme el recorte original de la Gaceta. Y a Javier Sánchez Zapatero por ser tan amable y enviarme el pdf. También a mi hijo Joaquín, por las bonitas fotografías, especialmente la que aparece al final y que, aunque ya aparecía en el libro, es una nueva ampliación, digitalizada del negativo original que ha sido reciente redescubierto.
Sin más os dejo disfrutar del bonito artículo.
Memoria sentimental
“Censurado. Joaquín y Loli. Un encuentro de cine” es un singular libro que encierra un homenaje lleno de amor
A finales de 2006, la editorial salmantina Amarú publicó “Joaquín y Loli. Un encuentro de cine”, un peculiar, original y heterogéneo libro que, combinando fotografías, cartas y documentos personales, relataba la historia de amor entre Loli y su esposo Joaquín de Prada, fallecido años atrás y cuya memoria, en forma de sentido homenaje, quería recodar la obra. A los pocos meses de que la primera edición viera la calle, la autora y la editorial del libro fueron demandados por familiares de Joaquín por haber atentado contra su derecho a la intimidad al haber incluido en la obra fotografías en las que aparecían sin su consentimiento. Tras la intervención de un juez, la obra fue retirada de las librerías, paralizándose su distribución.
Aquella decisión –que puede ser calificada, cuanto menos, de extraña, ya que su aplicación sistemática implicaría, por ejemplo, la prohibición de prácticamente cualquier libro de fotoperiodismo- no implicó el final del proyecto de Loli de Prada, que volvió a trabajar con los materiales de aquella obra para crear “Censurado. Joaquín y Loli. Un encuentro de cine”, una nueva edición en la que se han eliminado todas las fotografías que provocaron el altercado judicial y se han incluido nuevos documentos, fundamentalmente cartas personales y textos de colaboradores. La obra sigue siendo fiel al espíritu que le vio nacer y continua siendo, por tanto, una personal, sincera y muy sentida declaración de amor. Al mismo tiempo, es también un relato de la relación de Joaquín y Loli en el que hay cabida para toda su peripecia vital común: de los primeros encuentros y las primeras muestras de cariño siendo jóvenes hasta la muerte de Joaquín, pasando por la consolidación de su noviazgo, el comienzo de la vida en pareja y la constitución de una familia.
Pero no sería justo ver en la obra solo un homenaje personal a Joaquín de Prada. A pesar de que esa es la intención de la autora, y de que su cariño hacia quien fuera su marido está presente en todas las páginas del libro, “Censurado. Joaquín y Loli. Un encuentro de cine” tiene mucho también de memoria colectiva. Leyendo los documentos que lo conforman –entrelazados, por cierto, con mucho acierto, hasta el punto de dar un sentido unitario de relato a lo que en su momento fueron textos independientes-, el lector podrá entrar en contacto con la vida en la España de posguerra y, de forma especial, con el panorama cultural de Salamanca, del que Joaquín de Prada fue un importante representante gracias a su participación en las Conversaciones de Salamanca o en la creación del Cine Club. No en vano, otros destacados miembros de aquel círculo intelectual como el escritor Luciano G. Egido colaboran en el libro, escribiendo una sentida semblanza sobre el protagonista.
Singular, honesta e interesante, la obra de la autora Loli de Prada destaca también por su gran valor formal. La presentación, que incluye fotografías, reproducciones de cartas, destellos tipográficos y una original maquetación, dota a todo el libro de un atractivo que hace brillar aun más el homenaje memorialístico y pasional que encierra.
Aunque con un poquito de retraso quiero felicitarte el cumpleaños Joaquín. Y quiero darte las gracias por el regalo tan maravilloso y especial que nos hiciste ese día.
Os contaré.
Mi hija Cristina con el sombrero de copa de su bisabuelo, que aún conservo y que ella venera.
Una de las muchas cosas de que se me ha acusado es de haber “copiado” fotos que no eran mías que decían que no tenía.
Pero… yo pregunto ¿es posible que Joaquín, que había guardado tantas cosas y tan maravillosas de casa de sus padres (como el sombrero de copa) y que era tan aficionado a la fotografía no tuviera la mejor colección de fotos de toda la familia?
Mi dormitorio en la casa antigua, donde se ve una foto de los hermanos de Joaquín.
¡Pues claro que no! Y ese es el el regalo que me hizo, que nos hizo a mi y a mis hijos, el día 3 de agosto, cuando por casualidad encontramos una caja llena de fotografías, muchas, muchas fotografías, pero eh, no fotografías cualquiera, unas fotos maravillosas como esta en que se le ve el día 1 de abril de 1956 vestido con el traje de gala y el sable ¿os suena ese día? !claro que sí, es el día en que nos conocimos!
Pero no sólo es un testimonio increible, hecha en la plaza del ayuntamiento, además tiene una cosa escrita por detras… ¡y de su puño y letra!
“el día que nos conocimos por la mañana
1 de abril 1956″
Espero que os guste tanto como me gusta a mi.
Os dejo otras fotos sacadas de un vídeo de 1985, cuando nos reencontramos después de una corta (aunque para mi siempre era larguíiiiisima) serparación.
Reencuentro en el aeropuerto en 1985
Otra foto del reencuentro en el aeropuerto en 1985
Y esta otra en que estoy practicando guitarra en 1972.