El amor cuando es de verdad nunca se acaba.
Escrito por: Loli de Prada en El libro de Joaquín y Loli, La realidad de las cosas, Las cosas como fueron...Javier Sánchez Zapatero y la prensa de Salamanca se acuerdan de Joaquín y Loli de Prada.
Debajo de la imagen del suplemento, os adjunto la transcripción.
Quiero dar las gracias a mis amigas de Salamanca, Carmen, Concha, Mercedes y Nunchi, por quererme tanto y acordarse de mi y guardarme el recorte original de la Gaceta. Y a Javier Sánchez Zapatero por ser tan amable y enviarme el pdf. También a mi hijo Joaquín, por las bonitas fotografías, especialmente la que aparece al final y que, aunque ya aparecía en el libro, es una nueva ampliación, digitalizada del negativo original que ha sido reciente redescubierto.
Sin más os dejo disfrutar del bonito artículo.
Memoria sentimental
“Censurado. Joaquín y Loli. Un encuentro de cine” es un singular libro que encierra un homenaje lleno de amor
A finales de 2006, la editorial salmantina Amarú publicó “Joaquín y Loli. Un encuentro de cine”, un peculiar, original y heterogéneo libro que, combinando fotografías, cartas y documentos personales, relataba la historia de amor entre Loli y su esposo Joaquín de Prada, fallecido años atrás y cuya memoria, en forma de sentido homenaje, quería recodar la obra. A los pocos meses de que la primera edición viera la calle, la autora y la editorial del libro fueron demandados por familiares de Joaquín por haber atentado contra su derecho a la intimidad al haber incluido en la obra fotografías en las que aparecían sin su consentimiento. Tras la intervención de un juez, la obra fue retirada de las librerías, paralizándose su distribución.
Aquella decisión –que puede ser calificada, cuanto menos, de extraña, ya que su aplicación sistemática implicaría, por ejemplo, la prohibición de prácticamente cualquier libro de fotoperiodismo- no implicó el final del proyecto de Loli de Prada, que volvió a trabajar con los materiales de aquella obra para crear “Censurado. Joaquín y Loli. Un encuentro de cine”, una nueva edición en la que se han eliminado todas las fotografías que provocaron el altercado judicial y se han incluido nuevos documentos, fundamentalmente cartas personales y textos de colaboradores. La obra sigue siendo fiel al espíritu que le vio nacer y continua siendo, por tanto, una personal, sincera y muy sentida declaración de amor. Al mismo tiempo, es también un relato de la relación de Joaquín y Loli en el que hay cabida para toda su peripecia vital común: de los primeros encuentros y las primeras muestras de cariño siendo jóvenes hasta la muerte de Joaquín, pasando por la consolidación de su noviazgo, el comienzo de la vida en pareja y la constitución de una familia.
Pero no sería justo ver en la obra solo un homenaje personal a Joaquín de Prada. A pesar de que esa es la intención de la autora, y de que su cariño hacia quien fuera su marido está presente en todas las páginas del libro, “Censurado. Joaquín y Loli. Un encuentro de cine” tiene mucho también de memoria colectiva. Leyendo los documentos que lo conforman –entrelazados, por cierto, con mucho acierto, hasta el punto de dar un sentido unitario de relato a lo que en su momento fueron textos independientes-, el lector podrá entrar en contacto con la vida en la España de posguerra y, de forma especial, con el panorama cultural de Salamanca, del que Joaquín de Prada fue un importante representante gracias a su participación en las Conversaciones de Salamanca o en la creación del Cine Club. No en vano, otros destacados miembros de aquel círculo intelectual como el escritor Luciano G. Egido colaboran en el libro, escribiendo una sentida semblanza sobre el protagonista.
Singular, honesta e interesante, la obra de la autora Loli de Prada destaca también por su gran valor formal. La presentación, que incluye fotografías, reproducciones de cartas, destellos tipográficos y una original maquetación, dota a todo el libro de un atractivo que hace brillar aun más el homenaje memorialístico y pasional que encierra.
[…] por la cámara de Maruja me acuerdo de aquel tiempo tan maravilloso, y aquel día en que fuimos a “retratarnos” a la estación, y que, gracias al regalo de Maruja (dejarme la cámara en 1956 quiero decir) ahora puedo ver esas […]