Archivo de la Categoría “Buenos tiempos”

Cómo quisiera tenerte. Cómo quisiera cuidarte. Como quisiera adorarte, besarte, acariciarte. Porque todo en la vida, desde que tu faltas, ha sido como un buscarte y un no encontrarte. Contigo la vida para los niños hubiera sido distinta y la vida para mi hubiera sido distinta… y tu habrías estado junto a nosotros viviéndola.

A veces me pregunto ¿qué he hecho yo para que me “consideren” ciertas personas de misal en mano y de cuerpo arrodillado?

¿Porqué tanta falsedad? Ahora que todos sabemos que la iglesia es una mafia, una mafia como cualquier otra.

Menos mal que nuestro Joaquín de Prada González, querido por todos, se dio cuenta mucho antes de morirse que todo eso era falsedad, y que para él no existía más que nuestros preciosos hijos y yo misma. Claro que si.

Os dejo con un precioso escrito de Mario Benedetti.papa_gava_copyright685

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios destino.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme.

La gente que tiene tacto.

Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.

A estos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor.

La gente que nunca deja de ser aniñada.

Me gusta la gente que con su energía, contagia.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

La gente que lucha contra adversidades.

Me gusta la gente que busca soluciones.

Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.

Me gusta la gente que tiene personalidad.

Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.

La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.

Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.

Mario Benedetti

la foto

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Joaquín con su "Hassel" practicando su pasión por la fotografía.

Joaquín de Prada con su “Hassel” practicando su pasión por la fotografía

Joaquin en Los Molinos

Joaquín en Los Molinos.

 

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Londres, su ciudad preferida, Liberty.

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Joaquín de Prada en el apartamento de Gava.

 

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Alicante, en su juventud.

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Joaquín de Prada con su “Hassel”, su fotómetro y su regadera.

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Joaquín de Prada en su notaría.

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Joaquín de Prada en la obra de la casa nueva.

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Joaquín en “la casa vieja”.

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Joaquín de Prada, volviendo a sus orígenes, Denia.

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Joaquín de Prada, en las torres gemelas de New York en 1983.

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El puerto de Cartagena.

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Joaquín de Prada bajo su bonita pérgola de madera. El la llamaba su “umbráculo”.

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En el Orient Express de camino a Venecia con los Ventura.

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En la nieve escribí tu nombre… y luego NO lo borré…

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Joaquín de Prada, semiperfil, foto por Loli de Prada.

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Joaquín de Prada, en Denia, con su bicicleta.

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Joaquín de Prada en el sofá de la “casa vieja”.

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La antigua “rota” de los Prada en Denia viaje nostálgico en 1983.

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Joaquín de Prada en su juventud, guapísimo con el jersey de ochos que le hizo su querida Loli, y libreta en mano.

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Aunque con un poquito de retraso quiero felicitarte el cumpleaños Joaquín. Y quiero darte las gracias por el regalo tan maravilloso y especial que nos hiciste ese día.

Os contaré.

Mi hija Cristina con el sombrero de copa de su bisabuelo, que aún conservo y que ella venera.

Una de las muchas cosas de que se me ha acusado es de haber “copiado” fotos que no eran mías que decían que no tenía.

Pero… yo pregunto ¿es posible que Joaquín, que había guardado tantas cosas y tan maravillosas de casa de sus padres (como el sombrero de copa) y que era tan aficionado a la fotografía no tuviera la mejor colección de fotos de toda la familia?

 

Mi dormitorio en la casa antigua, donde se ve una foto de los hermanos de Joaquín.

¡Pues claro que no! Y ese es el el regalo que me hizo, que nos hizo a mi y a mis hijos, el día 3 de agosto, cuando por casualidad encontramos una caja llena de fotografías, muchas, muchas fotografías, pero eh, no fotografías cualquiera, unas fotos maravillosas como esta en que se le ve el día 1 de abril de 1956 vestido con el traje de gala y el sable ¿os suena ese día? !claro que sí, es el día en que nos conocimos!

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Pero no sólo es un testimonio increible, hecha en la plaza del ayuntamiento, además tiene una cosa escrita por detras… ¡y de su puño y letra!

“el día que nos conocimos por la mañana
1 de abril 1956″

Espero que os guste tanto como me gusta a mi.

Os dejo otras fotos sacadas de un vídeo de 1985, cuando nos reencontramos después de una corta (aunque para mi siempre era larguíiiiisima) serparación.

Reencuentro en el aeropuerto en 1985

Reencuentro en el aeropuerto en1985

Otra foto del reencuentro en el aeropuerto en 1985

Y esta otra en que estoy practicando guitarra en 1972.

Loli tocando la guitarra en 1972

Loli tocando la guitarra en 1972

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Cartas y sobresMás tarde aún, saqué una carta de su madre (¡¡increible!!), así que la noche se me hizo corta porque yo quería ojear un poco todo aquel mundo. Necesité muchas más noches para poder hacer esto que digo, que era tan solo echar una ojeada.

Fue un poco mas adelante cuando entré de lleno en ese maravilloso mundo y leí totalmente todo, desde la primera a la última carta. Cartas de mis padres, cartas de la familia de Joaquín, y sobre todo, las cartas de Joaquín, las mías y las de su madre. Si tenéis en cuenta que sus cartas, escritas los domingos para mí, eran de siete folios con letra pequeña, os daréis cuenta que cada carta era casi como un pequeño libro. También existen cartas de una cuartilla, que eran cartas robadas al tiempo de sus estudios entre semana. Cartas no permitidas, pero que a mí me daban la vida.

Ese cuatro de febrero del año 2004 hizo en cierta medida que yo comenzara a volver a estar con mi chico, que me diera perfecta cuenta de que de algún modo yo podía hacer algo por él, que él me lo estaba pidiendo insistentemente. Entonces, reorganicé más a la perfección TODO, aunque me sentí incapaz de cambiar las cajas o los papeles que envolvían ciertas cosas, todo tiene más de medio siglo, en aquella época el papel era malísimo y no digamos los sobres, pero siguiendo el consejo de mi hijo Jose Manuel (escritor) compré en una tienda especializadísima unas bolsas (tipo dosier) donde fui poniendo carta por carta. Me costó dinerillo, eso sí, pero creerme está perfecto. ¡Ya para la eternidad! Es lo que usan en los museos. Van por fechas, con lo cual es facilísimo encontrar lo que sea, carta, diario, tarjeta, telegrama, fotografía ¡una maravilla!

Me da la impresión que el comienzo de mi blog se os va a hacer larguillo, por tanto intercalaré cosas para haceroslo más ameno. Por cierto, me olvidé. Lo primero que quería hacer es dar las gracias a Peter, el marido de mi hija, por su generosidad al instalarme este blog como regalo por el día de mi cumpleaños.

Y hablando de blog y de mi hija Cris, ella también tiene uno que yo hasta lo veo atractivo, claro que si el mío va de amor el suyo se centra en el mundo del sombrero y casi todo está en inglés. Tiene muchas fotografías de cosas que hace ella. Verlo apretando aquí y os enteráis.

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Una noche, como otras muchas, no podía dormir… Me levanté de la cama (y eso que hacía frio eh!) y saqué una de las cajas, la caja de todos los escritos que tenía o creía tener de Joaquín (pues luego me han aparecido nuevas cosas). Aunque todo esto estaba super releido por mí en nuestros años de novios ¡el tiempo no me hizo borrar nada! pero si hizo que al tenerlo a él, a ciertas cosas yo no les diera la tremenda importancia que tenían.

Loli leyendo una carta de Joaquín

Saqué una primera carta al azar. En el fondo de mi corazón no sabía lo que estaba haciendo, lo que si sabía era que al estar tantos años sin Joaquín, tenía en mis manos algo que él un día escribió para mí. Que esa carta que yo tenía en mis manos, antes había estado en las suyas, que ahí estaban sus huellas, que ahí estaba su amor por mí, su cariño, su ternura, su dulzura, que ahí estaba lo que yo en esos momentos hubiera querido, retrocediendo en el tiempo, recuperar. Aquella era una carta increible, increiblemente preciosa (más adelante os la pondré en el Blog junto con más cosas). La leí entera. Eran las dos y media de la madrugada. La volví a colocar en su sitio y saqué una carta de las que yo le había escrito a él. Era similar a la suya. Le decía, como él a mí, que el mundo existía porqué en él estabamos nosotros queriéndonos.

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