A finales de marzo de 1975 habíamos ido a Cartagena, yo quería estar con mi padre, y la semana Santa era un buen pretexto.
Además, Cartagena estaba muy bonita.
Recuerdo ese viaje especialmente porque hicimos una excursión al Calvario, que, en aquella época era casi una ruina romántica, custodiada por una amable familia que nos acogió durante un rato. Me puedo imaginar que para aquella amable familia eramos como una especie de extraterrestres, que habíamos aterrizado de un lejano planeta, con nuestras cámaras, atuendos y extraña curiosidad.
Para los que no sois de Cartagena os diré que el Calvario y sus “pasos” es una ermita en un monte cercano a Cartagena.
Recuerdo mi gabardina naranja, que me gustaba mucho. En esta foto estoy con la maleta del equipo de Joaquín.
Y a eso voy. Joaquín llevaba su equipo, su Hasselblad.
Aquí le tenéis con ella en castillo de los patos.
Aparte de un testimonio único de como era el Calvario en 1975, para mi algunas de estas fotos son de las más bellas que jamás ha hecho Joaquín con la Hasselblad.
Fruto de aquella “excursión” resultaron dos carretes 120 de Tri-X, uno de diapositivas Ektachrome medio velado y cinco fotos formato 110 “pocket”. La colección completa, incluidos los contactos “vintage” se pueden ver en Flickr.
El calvario estaba compuesto por dos construcciones, unas en ruinas que me parece que ya no existen:
Que tenía aneja la vivienda:
A parte de la amabilidad de la gente, me llamó la atención una estantería llena de piernas, brazos y otros miembros que había en el interior de la iglesia, que ha quedado inmortalizado en las fotos que hizo aquél día mi hijo Jose Manuel. También hay unos cuadritos del via crucis.
Por cierto, Jose Manuel estaba muy guapo aquél día con su gorra.
Además de todo esto, el Calvario tiene un significado especial para mi: desde allí se ve el cementerio de Santa Lucia (de los Remedios) donde están enterrados muchos de mis antepasados y que es uno de los cementerios más bonitos del mundo.
Por eso quiero dedicar esta entrada de mi blog a mi padre, Jerónimo Samper Hernández.
Estupendo reportaje Loli, yo no conocía el calvario y mucho menos que allí vivía una famila, gracias a las fotografías (que son fantásticas) he podido verlo y ¡con todo tipo de detalles!. Muchas gracias y un abrazo.