Archivo de la Categoría “Otras cosas”
El 23 de Septiembre falleció nuestro gran amigo Sebastián Damunt en lo mejor de su juventud de 77 años.
Nosotros, que nos consideramos buenos amigos de la Tana, lo recordaremos siempre, por su cariño, por su sabiduría gastronómica, y sobretodo por ser un profesional como la copa de un pino. Aficionado a la fotografía, a la informática, experto en vinos…
El cariño con que nos trataba a mi, a mis hijos y creo que a todos no hay palabras para describirlo.
Echaremos de menos cada viernes sus entradas en el maravilloso blog que tenía. En esa última entrada del 18 de Julio, parece que nos mira desde las barcas de la sal, también desaparecidas…
Hasta siempre Sebastián. Mi corazón está contigo… Siempre que que nos acordemos de ese bonito lugar, nos acordaremos de tí. Mis flores más bonitas para tí.
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Londres era la ciudad preferida de Joaquín. Con diferencia.
Siempre que podía se escapaba, conmigo, con mis hijos. Le encantaba.
Ir al Museo Britanico (pero “no para verlo todo”) pasear por Tottenham Court Road viendo las ultimas novedades de electrónica, para comprarse una radio o cualquier “juguete” o gadget de los que tanto le gustaban.
Pasear por Hide Park con él era especial, en aquellas mañanas de verano.
Recorrer Kings Road (“hasta la estación de bomberos”)…
En fin Joaquín para mi siempre estará en Londres.
Por cierto, a mi, Loli de Prada también me gusta Londres.
Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido. Algunos lo llaman utopía, pero la utopía es más seductora. No tiene puertas cerradas como lo imposible. No nos desprecia como lo prohibido. Lo prohibido es casi siempre un desafío que nos derrota.
-Mario Benedetti
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La preciosa casa de la playa, donde han ido Cristina, Peter y Joaquín a pasar unos días. Yo no he ido por dos razones: primero porque mi salud no me lo permite, pero sobretodo porque toda la casa palmo a palmo está llena de Joaquín, diría que hay recuerdos de él y recuerdos míos pero no es así, en cualquier caso serían recuerdos de los dos: los dos íbamos a comprar, los dos pedíamos presupuestos, los dos…
Tras morir él fui alguna vez para dejar las cosas recogidas. Fui tan feliz allí con él y los niños… ya os habréis dado cuenta de que toda la familia de Joaquín no me quería aunque en la entrada del blog anterior se puede comprobar que la abuela pasó muchos veranos con nosotros (ella y yo nos queríamos mucho). Unos veranos se quedaba con la chica y con Cristina porque todavía era muy pequeña, mientras nosotros estábamos de viaje. Otras veces venía y estábamos todos.
Un día la tía Rosario me dijo ¿Puedo ir a tu casa de la playa? y yo le dije claro que sí.
Y vino, vio como yo era, vio como yo quería a Joaquín.
Cristina siempre ha sido de un carácter dulce y acogedor, yo diría que ha sido de todos los nietos la que más ha querido a la abuela.
“Pirate” mi perrito hizo migas con la abuela y se le subía a su regazo porque sentía calorcito. La verdad es que a “Pirate” lo queríamos todos. Cuando se murió, mi hijo Joaquín dijo en broma, “mamá yo no quiero que se vaya, porque no lo disecamos y lo ponemos en una maderita con cuatro ruedas y un hilito” como en la novela Hotel New Hampshire.
Pero eso no fue nada, lo gordo en mi familia, mi reducida familia, fue cuando faltó Joaquín: esta casa también está llena de recuerdos pero yo quiero vivir en ella, los tengo asimilados más de otra manera, y ella misma me ayudara a morirme.
He quitado todo el jardín, apenas tengo nada, pero nunca quitaré aquel olivo que él quiso poner y que los dos adorábamos.
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No me acuerdo de nada, o de casi nada, y de lo que me acuerdo es tan terrible que preferiría no acordarme. A veces la felicidad te hace eso, que no te enteres de que eres feliz mientras lo estás siendo.
Entonces buscas otras maneras de encontrar esa felicidad. En mi caso, podría ser un lugar, un pueblecito, una playa, una pasarela, por ejemplo Los Álcazares, y un momento, los años 60…
Mi calle, la calle Santa Isabel, tenía de todo ¡De verdad! Tenía de todo.
En la esquina estaba la confitería “Estrella del Mar Menor”, ahí nos tomabamos unos “cortes” de nata marca Avidesa que eran buenísimos, y las rosquillas.
Al otro lado de la calle de la Feria estaba el Globo, que tenía muchisimas cosas, era de Max. Todas las semanas mataban los jueves un cerdo, y tenían un embutido muy bueno, típico de aquí como el blanco. El hermano de Max, Antonio tenía una tienda de regalos.
En frente estaba la frutería. Me avisaba cuando recibía cosas, “Loli, me acaba de llegar de todo…” me acuerdo que tenía siempre una DKV aparcada delante…
En calle Feria estaba el establecimiento preferido de mis hijos, se llamaba “La Avioneta” y tenía todo tipo de chucherías…
La farmacia un poco más abajo…
Y sobretodo estaban mi familia, mis primas, y mis tías, que vivían al lado y enfrente…
Quiero recordar aquí a todos ellos, al menos lo intentaré, Carmela, Arturo, Cari, Maricarmen, Angelita, Arturito, Ino, MariJose… aún los veo, sentados en la calle, jugando una partida de cartas…
Pero sobretodo lo que yo recuerdo es MI familia, esos niños sucios de estar jugando por ahí todo el día, esa niña recién nacida, la música de los Tres sudamericanos sonando por la ventana en el tocadiscos…
También me acuerdo del color verde de los puestos de la feria, del Balneario, de las puertas pintadas de color chillón, de la temperatura del mar menor, de la leche helada del Bar Tapa, de los churros del domingo, de las pasarelas, de tomar patatas fritas mientras paseaba del brazo de Joaquín en la feria…
¿Es acaso eso la felicidad?
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Le decía Joaquín en una carta a su madre que la casa de Gavá era la primera que de verdad habíamos puesto (aclarándole, eso sí, que antes no habíamos vivido precisamente debajo de un puente). Pero era verdad, y la prueba es la cantidad de fotos que hizo de las distintas habitaciones.
Además, mis hijos han encontrado varias carpetas, con la documentación detalladísima de como se hizo y decoró lo casa. Una gozada, si me preguntáis a mi.
Fruto de ello, la casa de Gava ha quedado casi como una referencia de diseño de los años 70, especialmente los sillones “Airborne” de Maga, las estanterías Cadó y el comedor de Ditte y Adrian Heath. De todo ello os hablaré otro día.
Hoy quiero hablaros del Uten·silo, que ahora podéis comprar fácilmente en Barcelona, en tiendas como por ejemplo en mi querida Vinçon o en la moderna Vitra pero que en 1971 cuando estábamos poniendo la casa no se vendía en España.
El Uten·silo es un diseño de Dorothee Becker, la mujer de Ingo Maurer, un diseñador alemán. Como se explica en este artículo en inglés, lo diseña en 1968, inspirada por un juego de formas geométricas que ella había diseñado. Dice que también le influyo el recuerdo de los cajones llenos de cosas fascinantes que había en la farmacia de su padre. Y por supuesto el “espíritu de 1968” y la famosa primavera de París.
En 1969, su marido Ingo Maurer lo pone en fabricación, con un gran coste, en plástico ABS. El producto es un gran éxito, y en 1970 sale el Uten·silo II, un poco más pequeño. Ambos se fabrican hasta 1974 aproximadamente.
Pues bien, aunque como os he contado no estaba disponible en España, he encontrado en Gava todos los papeles y cartas de Junio de 1971 cuando Joaquín lo intentó comprar (sin conseguirlo, cosa que espero solucionar pronto). Naturalmente él lo quiso comprar porque a mi me gustaba mucho y se lo había pedido. Él se desvivía por mi, es la verdad.
Esta es la carta, que le mando el propio Ingo Maurer a Joaquín el 23 de Junio de 1971. Llama la atención el precio de 98 Marcos Alemanes, es bastante caro. Curiosamente le mando dos folletos y unas muestras del plástico en los distintos colores:
Todo esto me parece increíble, que se conserve tantos años después, pero Joaquín, mi Joaquín era así.
Adjunto alguna imagen más de los folletos, me llama especialmente la atención esta en que se ve el Uten·silo en rojo con una pistola colgada:
Y alguna otra:
Me parece una historia muy bonita, con “sabor” a los años 70, cuando yo era, TAN, TAN FELIZ.
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En 1963 yo vivía en Salamanca en la calle Santa Teresa número 3, quinto izquierda.
El 22 de noviembre José Manuel cumplía siete meses, mi marido, Joaquin de Prada González, estaba preparando unas oposiciones entre notarios en Madrid.
Loli de Prada en la Plaza de los Bandos muchos años después en 1999.
Aquella mañana, como todos los días, llegó la Señora Paca, que me ayudaba con las cosas de la casa. A media mañana me trajeron media barra de hielo que yo metí en la nevera, pues nuestra nevera no era eléctrica. Ah! pero antes, vino el portero a subirme el carbón para mi cocina económica que encendía normalmente al atardecer y a la que le ponía unas unas cáscaras de naranja (que se quemaban) para que oliera bien, cosa que por cierto, me copiaron todos los vecinos…
Os hablaré de mis vecinos… en el mismo quinto en la puerta derecha vivía Troconi, que era médico, y, que además de serlo era un buen amigo nuestro, y que por cierto se portó muy bien cuando tuve a mi madre en casa muy malita con un cancer (ella al final se murio cuando ya estabamos en Baeza en 1965). Y en el cuarto derecha vivía mi amiga Magdalena, que su marido Pepe era anestesista, y que además, era de cerca de Cartagena, como yo.
Pero sigo con mi historia, era un día normal y acompañe a Quinito a las monjitas, donde, por decir algo estudiaba por las mañanas, le di el biberón a José Manuel y escuché la radio un rato pero como no era interesante la apagué enseguida, por aquellos tiempos no teníamos televisión.
Por la tarde me senté un rato en el sofá a hacer punto. José Manuel seguramente dormía en la cuna y Quinito debía estar jugando en “Miami” (os explicaré, eso de Miami, era un cuarto, medio de invitados, medio de trastos, donde Joaquín, después de comer, se echaba a dormir la siesta). Pero sigo, más tarde iríamos a dar un paseo a la Plaza de los Bandos al lado de casa. Recuerdo que cuando volvimos oí la voz de Magdalena gritando por el patio del montacargas que nos comunicaba, estaba muy alterada y me decía: ¡Loli, Loli, Loli!¡Han matado a Kennedy! ¡Han matado a Kennedy! instintivamente me salió, ¡Que no! ¡Que eso es mentira! ¡Que es mentira!
Cristina de Prada en la exposición de Loewe “The Kennedys” con Tony Nourmand, autor y editor del libro “The Kennedys”
Cristina de Prada en la exposición de Loewe “The Kennedys”
Pero desgraciadamente era verdad, habían matado a Kennedy en Dallas y desde ese momento nunca nada fue igual.
Siempre he sido una gran admiradora de Kennedy y tengo muchos libros, fotos y recortes de periódico de él. Mi hijo dice que soy muy “Kennediana”, y la verdad es que si. Se han dicho muchas cosas sobre Kennedy, pero yo sigo pensando lo mismo: que era muy buena persona y que no debieron matarlo, además no tengo ninguna duda de que el mundo sería mejor si Kennedy hubiera vivido.
Cristina de Prada en la exposición de Loewe “The Kennedys”
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Érase que se era…
¡¿qué se era?!
Blancanitos y los siete enanieves, pero, en cambio, mi marido, Joaquin de Prada González, de profesión notario, me dijo un día: ¡Blancanieves es un cuento obsceno porque se entiende con los enanitos!
La manzana de Enanieves
Entonces, y para mejor explicación, un día del año 1956, exactamente el día uno de abril, por la mañana, yo me encontré, en mi pueblo de Los Molinos, con Blancanieves y me preguntó “Loli, yo te doy mi palabra de que yo no hecho nada malo con los enanitos, pero yo quiero, como tú, un príncipe azul”; y yo le dije: “bueno, Blancanieves, como eres tan buena, tan cariñosa y tan dulce, te voy a asegurar que tú vas a encontrar un príncipe azul hoy, igual que yo lo voy a encontrar esta tarde”. Blancanieves se fue muy contenta, porque creyó en mí; era una chica guapa pero pobre, porque tenía alguien que no la quería, y claro, su vida era muy triste.
Ese mismo día, Loli fue a Cartagena, ¿y os figuráis qué pasó? Conoció también a un príncipe azul, pero, como a ella le pasaba, no me querían; me maltrataron porque hay muchas maneras de maltratar, pero a mí me maltrataron de la peor manera.
Mi príncipe azul me escribía, me escribía mucho, pero aún así no creían en Loli; y ese príncipe azul se fue lejos, muy lejos de mí, pero él continuaba escribiéndome, ¿sabéis por qué? ¡Porque me quería mucho! Y yo me pregunto: ¿qué pasó contigo Blancanieves? ¿Tampoco te quisieron? Prefiero que sí, es muy duro que no te quieran, que vayan contra ti sin motivo alguno, que no se arrepientan nunca, que tu corazón estalle de ver lo maltratada que estás; pero sí, yo fui querida por un príncipe azul. Por un príncipe que una tarde del mes de abril me conoció, me amó para toda la vida; pero lo que yo no sabía es que la vida de ese príncipe azul sería tan corta. Y yo me pregunto: ¿Acaso me lo merecía? Porque aún siendo pobre, yo lo amaba y a él no le importaba cómo iba Ni a mí me importaba cómo iba él. Creo que la ropa es un accesorio más que te pones, pero que no tiene valor alguno; y yo le pregunto a Joaquin de Prada González, mi príncipe azul, ¿por qué me dejó tan pronto? Nunca lo he comprendido. Nunca nadie me ha dicho por qué me dejó tan pronto, y además de dejarme siguieron haciéndome daño, y más daño, y más daño y más aún; pero yo sigo queriendo a mi príncipe azul que tenía un nombre y que tenía dos apellidos, y que tenía un modo de trabajar para que todos nuestros hijos pudieran comer; yo lo sigo queriendo, mis hijos lo siguen queriendo Pero, ¿qué importa? Yo estoy al borde del morirme, ellos no quieren, pero como no existe nada, nada de nada, Joaquin no me puede ayudar. Tengo una ayuda que, más que ayuda, es un trozo de cielo, que son nuestros hijos preciosos, dulces, cariñosos; no puedo decir nada más, sólo deciros que érase una vez que se era Loli de Prada.
Nota aclaratoria: Los enanitos aunque los imaginaron los hermanos Grimm son Copyright de Walt Disney Company, la manzana, que está envenenada de nostalgia, es copyright de la bruja mala, el resto, como siempre, es copyright de Loli de Prada 2013.
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San Javier 11 Noviembre 1958
No te preocupes por “Índice” lo compramos juntos el
domingo, es mejor. ¿Y Marco Antonio?
SOY MÁS TUYO QUE TU PROPIO CORAZÓN
CUÍDATE COMO DESEAS QUE
YO TE CUIDE: -HAZLO POR MI.
Mi virgen queridísima: Te quiero muchísimo pues tengo un día más de vida que ayer y lo [he] empleado todo él en amarte por lo que tengo más amor para ti. Pienso continuamente en ti. Como no puedes imaginarte. Vivo para ti y en ti, más a tu lado estoy que aquí donde mi cuerpo está. Es asombroso lo que puede llegar a amarse. Yo no lo sabía hasta que te conocí y me lo enseñaste. Claro que no todo el mundo es igual pues tú y yo hemos nacido para amarnos precisamente y eso es lo único que nos preocupa y a lo que nos dedicamos con toda la intensidad de nuestras vidas. Loli mía estoy deseando verte, estar a tu lado, hablar íntimamente de cosas íntimas, unirnos en un solo amor. Necesito acariciar tus hombros y tu lindísima carita y mirarme en tus ojos. Me gustan muchísimo tus ojos. Son puros, sencillos como tú. Tienes ojos de virgen, claros como la mañana (eres mi compra de la mañana, no lo olvides). También quiero respirar en tu oído para que te parezca el mar. Tu pelo es algo que no puede haber nada mejor, tan suavito, tan abundante (¡por favor! no te lo cortes nada). Que inmenso placer hundir mi cara en tu pelo, o acariciarlo lentamente. Estoy calentico, mis manos tienen más calor del que necesitan. ¿Sabes por qué?, para dártelo a ti, para calentar tus manos, tan heladicas. He llegado a una conclusión: me gustas muchísimo toda tú, pues voy pensando en ti y todo me parece maravilloso, y me encanta. He tenido mucha suerte encontrándote y siendo mía. Superas todos los sueños que yo tenía sobre la que había de ser mi mujer. Eres tan dulce y tan cariñosa, y tan mimosa. Tienes tanta hambre de cariño. Eres genial, Loli, te lo digo yo que te quiero más que a mi propia vida. Yo soy como un niño y sólo sé amar pero ¡te amo tanto! Eres lo primero y lo único para mí, virgen
Los niños tan traviesos y llorones, a veces es de locura, puedo asegurártelo.
Dios quiera que se retrase esto y aún nos quede tiempo de estar juntos. Me pasa lo que a ti, por un lado necesito esos diez días de estar juntos y por otro temo que lleguen. No nos los amargaremos ya verás, yo sacaré dinero de donde sea. Ya estoy estudiando, otra vez a empezar. A veces resulta aburrido y desesperante. Pero tú te lo mereces todo y por ti lo hago. Escríbeme mucho y cuéntame todo, entre nosotros tiene que haber absoluta confianza y compenetración, que no nos roben esto que es nuestro tesoro.
Ya me contarás qué pasa del teatro. No me traiciones. Quiéreme mucho y ten ánimos.
Mi corazón rebosa ternura, ¡cómo te cuidaría yo! Loli, come mucho que tú sabes que lo necesitas.
Para ti mi corazón caliente para que en él calientes tus manos. Todas las estrellas y un abrazo ajustadico. Muy tuyo,
Joaquinico
Quién me iba a decir a mí
cómo me iba a imaginar
si yo no tengo un lugar
en la tierra.
Quién me iba a decir a mí
que yo me iba a enamorar
cuando no tengo un lugar
en la tierra.
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