Archivo de la Categoría “Pensando en ti”
Joaquín de Prada con su “Hassel” practicando su pasión por la fotografía
Joaquín en Los Molinos.
Londres, su ciudad preferida, Liberty.
Joaquín de Prada en el apartamento de Gava.
Alicante, en su juventud.
Joaquín de Prada con su “Hassel”, su fotómetro y su regadera.
Joaquín de Prada en su notaría.
Joaquín de Prada en la obra de la casa nueva.
Joaquín en “la casa vieja”.
Joaquín de Prada, volviendo a sus orígenes, Denia.
Joaquín de Prada, en las torres gemelas de New York en 1983.
El puerto de Cartagena.
Joaquín de Prada bajo su bonita pérgola de madera. El la llamaba su “umbráculo”.
En el Orient Express de camino a Venecia con los Ventura.
En la nieve escribí tu nombre… y luego NO lo borré…
Joaquín de Prada, semiperfil, foto por Loli de Prada.
Joaquín de Prada, en Denia, con su bicicleta.
Joaquín de Prada en el sofá de la “casa vieja”.
La antigua “rota” de los Prada en Denia viaje nostálgico en 1983.
Joaquín de Prada en su juventud, guapísimo con el jersey de ochos que le hizo su querida Loli, y libreta en mano.
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Aunque con un poquito de retraso quiero felicitarte el cumpleaños Joaquín. Y quiero darte las gracias por el regalo tan maravilloso y especial que nos hiciste ese día.
Os contaré.
Mi hija Cristina con el sombrero de copa de su bisabuelo, que aún conservo y que ella venera.
Una de las muchas cosas de que se me ha acusado es de haber “copiado” fotos que no eran mías que decían que no tenía.
Pero… yo pregunto ¿es posible que Joaquín, que había guardado tantas cosas y tan maravillosas de casa de sus padres (como el sombrero de copa) y que era tan aficionado a la fotografía no tuviera la mejor colección de fotos de toda la familia?
Mi dormitorio en la casa antigua, donde se ve una foto de los hermanos de Joaquín.
¡Pues claro que no! Y ese es el el regalo que me hizo, que nos hizo a mi y a mis hijos, el día 3 de agosto, cuando por casualidad encontramos una caja llena de fotografías, muchas, muchas fotografías, pero eh, no fotografías cualquiera, unas fotos maravillosas como esta en que se le ve el día 1 de abril de 1956 vestido con el traje de gala y el sable ¿os suena ese día? !claro que sí, es el día en que nos conocimos!
Pero no sólo es un testimonio increible, hecha en la plaza del ayuntamiento, además tiene una cosa escrita por detras… ¡y de su puño y letra!
“el día que nos conocimos por la mañana
1 de abril 1956″
Espero que os guste tanto como me gusta a mi.
Os dejo otras fotos sacadas de un vídeo de 1985, cuando nos reencontramos después de una corta (aunque para mi siempre era larguíiiiisima) serparación.
Reencuentro en el aeropuerto en 1985
Otra foto del reencuentro en el aeropuerto en 1985
Y esta otra en que estoy practicando guitarra en 1972.
Loli tocando la guitarra en 1972
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Esta maravillosa foto de Joaquín, que le hice durante un viaje que hicimos a Sevilla en 1988 me ha traido a la mente este bonito poema de Rafael Alberti, al que Paco Ibañez puso música. Por cierto, que mi hijo Joaquín opina que su padre tiene cara en la foto de estar pensando “yo de pequeño quería un pony”…
GALOPE
Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Rafael Alberti
P.S. ¿Sabiais que cuatralbo es un animal que tiene blancos los cuatro pies?
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En el 21 aniversario de la muerte de Joaquín de Prada González, aún siguen doblando las campanas. Loli de Prada lo puede asegurar. Yo le quería más que a mi vida y lo perdí para siempre…
Por cierto, que esta foto en que está tan guapo con unas rocieras se la hice yo en 1988 durante un viajecito que hicimos a Sevilla. Y en la foto de abajo estamos en el restaurante Espadon del hotel Ritz de Paris, en 1989, cuando ya sabíamos que tenía un cancer, aunque poco podíamos sospechar que nos quedaba tan poco tiempo para disfrutarlo.
Durante la dictadura de Franco íbamos amenudo a Francia a comprar libros prohibidos sobre el franquismo, a veces también se podían comprar en la trastienda de la librería “Cinc d’Oros” de Barcelona…
Joaquín de Prada González, os lo puedo asegurar nos continua queriendo. Era cariñoso y dulce, muy amigo de sus amigos, que fue cultivando allí dónde estuvo: en Salamanca, del mundo del cine y del de la carrera de Derecho y en Cataluña, en el Colegio Notarial, dónde destacó. En fin, que fue siempre muy querido por sus amigos que lo conocieron muy bien, y muestra de ello son estos maravillosos escritos que hemos ido publicando recientemente en el blog.
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Ahora toca el turno de mi hija Cristina, que al igual que sus hermanos estuvo muy unida a su padre, Joaquín de Prada González. Espero que disfrutéis su escrito y esta foto, que hice yo mientras los dos dormían y Cristina era muy chiquitita…
Aquí sigue el escrito de mi Cristina:
Hace 21 años que murió mi padre y 20 años que conocí a Peter. Así es que tristemente Peter, con quien comparto mi vida, no llegó a conocer a Joaquin de Prada González, con quien creo que se habría avenido muy muy bien.
Es verdaderamente triste que sea así, pero me consuela pensar que en alguna medida, aunque sea pequeña, si que lo ha conocido. Me explico. Siempre hemos sido una familia muy unida, hemos viajado juntos, hemos celebrado juntos y eso supone que cuando un miembro de la familia muere, deja atrás costumbres, gestos, tics, frases, anécdotas, gustos y mil cosas más, a las que nos aferramos para mantenerlo cerca y que compartimos con los que se nos acercan. Esos pequeños pedacitos de Joaquin de Prada González que yo guardo en mi corazón ya no sólo son míos sino también de Peter que los ha asimilado, los vive y sabe que me alegran y acompañan.
A modo de ejemplo, os cuento unas cuantas historias inconexas que nos acompañan siempre y nos recuerdan a él:
En los últimos 20 años hemos debido viajar a Holanda, Peter y yo, más de una cincuentena de veces. Pues cuando mi padre viajaba en avión y el avión empezaba a acelerar para el despegue, mi padre solía poner en marcha el cronómetro de su reloj digital. La razón era pura curiosidad, relacionada con el hecho de que sobrepasada cierta velocidad (y tiempo por consiguiente) el avión ya no podría frenar a tiempo aunque quisiera (por falta de pista) y no tendría más remedio que despegar (en el mejor de los casos). Un detalle curioso del que se debió enterar en alguna de sus lecturas, como no y que por curiosidad cronometraba. Os parecerá una tontería, pero yo ahora cuando estoy en el avión y vamos a acelerar, pulso con mi dedo índice un cronometro imaginario y pienso en él, mientras que Peter pone en marcha el cronómetro de su Iphone.
Cambiando radicalmente de tema (como voy a hacer en numerosas ocasiones a lo largo de este escrito) os contaré que hay frases que él usaba y que todavía nos acompañan, algunas de lo más divertidas, por ejemplo este “punch line” (remate) de un chiste cuyo principio ya nadie recordamos (si alguien conoce el principio del chiste que lo diga!!). La frase en cuestión es: “¡A tomar por culo el caballito y la bicicleta!” y la seguimos usando todos los de casa cuando la circunstancia es la apropiada.
Hay otra frase, y esta se remonta a la infancia de Joaquín: “Pasa lo que pasa con las pasas”, que aparentemente es algo que respondió de pequeñito en clase e hizo reír mucho a la profesora y a los otros niños… nos contó esta historia un día y ya nunca lo he olvidado, y la frase la voy usando de vez en cuando.
Otro cambio de tema… a mi padre le encantaba comer bien, y aunque siempre ha cocinado mi madre (Loli), había una excepción que era el Steak Tartare, que preparaba él (con mi asistencia de pinche)… que rebueno salía. Y ahora lo hacemos Peter y yo, igualito ¡y nos acordamos mucho de él!
Otra anécdota culinaria se remonta a una vez en que estaba yo haciendo leche merengada y le di a probar la leche antes de añadir el merengue (pero ya llevaba su azucar y estaba aromatizada con limón y canela). Le dije, puedes probar pero “esto es solo la leche”, y el me contesto “¡pues coño que vaca!”
A él le encantaba presumir de hija cocinera (no en vano mis padres me pagaron estudios de cocina en la escuela Ritz-Escoffier de Paris, en las tripas del hotel Ritz), y recuerdo una vez que estaba muy orgulloso de mí pues hice helado de ciruelas al Armagnac para su amigo y compañero Juanjo Lopez Burniol, en una ocasión que venía a cenar con su mujer, Dolores. Recuerdo que luego mi padre insistió en que se llevara el resto a casa, y estaba feliz de fardar de hija cocinera (yo hice toda la cena!).
Sigo con anécdotas divertidas, y es que una vez viajamos él y yo solos a Londres, por aquel entonces yo debía tener 18 años. Me acuerdo que se reía pues decía que todos los que nos veían juntos debían pensar “¡¡pero si podría ser su padre!!”, y me dijo “me voy a hacer una camiseta en que delante ponga ‘no solo podría ser su padre’ y por detrás ‘LO SOY!’
Luego esta su cariño por ciertas personas o personajes. Guido Crepax por ejemplo, y su personaje, Valentina. Recuerdo un viaje a Milán que hicimos cuando yo debía tener 12 años. Sabíamos que Milán era donde vivía Guido Crepax y a mi madre (Loli) y a mi se nos ocurrió bajar al lobby del hotel y buscarlo en la guía telefónica. No había ningún Crepax pero si un Crepas, con S… y nosotras pensamos, ¿será el? A lo mejor no se apellida Crepax de verdad, solo es como él firma. Subimos a la habitación con esta información, y ni cortas ni perezosas llamamos al numero y con nuestro italiano de andar por casa pudimos comprobar que si, si que era la casa de Crepax, y quedamos en visitarlo.
Fue inolvidable. Fuimos todos a su casa y aunque yo era pequeñita recuerdo todavía sus soldados de plomo, y una muñeca articulada de Valentina que había hecho su hija, y su aspecto, un hombre delgado con aspecto casi de monje. Papa compro varios originales, uno de ellos esta dedicado a mi “a Cristina, con cordialità”. Así que por eso es Valentina parte de nuestras vidas y nos acompaña siempre.
Para acabar, están las colecciones de Joaquín que nosotros seguimos haciendo, entre ellas la colección de carteles de NO MOLESTAR y de menús de cafeterías y bares. Bueno, en general todo el material promocional impreso de los hoteles, lo coleccionaba, tenemos cajas y cajas.
Me encantan estas fotos suyas delante de su colección de menús de cafetería, dónde hay verdaderas preciosidades!
Hay muchas más historias que contar, y es que lo llevamos muy dentro del corazón.
¡Papá te echo mucho de menos!
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Hoy le toca el turno a mi hijo Joaquín, que quería con locura a su padre (como lo queríamos todos, la verdad). La foto que véis aquí está hecha por mi en la Plaza de los Bandos de Salamanca en 1964.
Aquí sigue el escrito de Joaquín, espero que lo disfrutéis…
Cualquier buena idea tiene siempre muchos “padres”, y en este caso la buena idea era aplicar la informática al funcionamiento de las notarías, y, uno de los padres fue el mío, Joaquín de Prada González.
Así puedo contar que antes de 1977 empezó a trabajar en la informatización de la contabilidad y los índices. La persona que le ayudó era su hermano, que tenía una pequeña empresa de consultoría informática.
Con un alto gasto económico papá invirtió todo lo preciso para desarrollar los programas necesarios.
Recuerdo que el ordenador era un IBM 3740, de los primeros con diskette (un gran avance frente a las fichas de papel).
También recuerdo como esa pequeña consultoría empezó a vender esa misma solución informática a otros notarios. Se podría decir que el hermano de mi padre estaba sacando provecho de todo el trabajo de papá, y es cierto, aunque también es cierto que papá en su gran generosidad apoyó todo lo que pudo a su hermano.
En estos momentos (años 80) la informatización de las notarías significaba exclusivamente el ámbito de la administración de la notaría. Es decir ni se planteaba el informatizar la elaboración de las escrituras, que todavía se hacían, como mucho, con máquinas de escribir eléctricas con memoria.
Papá era un ávido lector de revistas de informática, Y le gustaban tanto los ordenadores que en el año 80 ya había comprado para casa un Apple IIe. Para hacernos una idea, en aquella época nadie tenía ordenadores en casa. El Apple era un invento prodigioso que fascinaba a todos los visitantes, pero papá lo usaba para trabajar, tenia tratamiento de textos y una hoja de cálculo que se llamaba VisiCalc.
Para informatizar la elaboración de escrituras había dos problemas, por una parte la inadecuación de los programas existentes de elaboración de documentos. Por otra la falta de impresoras que fueran rápidas y sobretodo que funcionaran a doble cara. De hecho lo habitual en esa época eran las impresoras Epson de “matriz de puntos” y la mayoría funcionaba con papel continuo. Se llego a hablar de papel continuo con el timbre notarial, o incluso he oído a papá hablar de una máquina de timbrar.
En un intento de avanzar la tecnología papá adquiría periódicamente cualquier programa nuevo que salía de tratamiento de textos, recuerdo WordStar, WordPerfect, pero aunque hubo muchos más… ninguno era idóneo.
También recuerdo al hermano de mi padre diciendo que la elaboración de escrituras nunca se informatizaría, eso es tener visión. De hecho su visión era vender “IBM” Y para eso montó una empresa a medias con mi padre.
Un día, papá me enseñó un artículo en su revista preferida, Byte. Recuerdo que había una ilustración de una locomotora de vapor a toda velocidad, ello era para representar la potencia de un nuevo tratamiento de textos: XY Write II.
El programa sólo se vendía en Estados Unidos, y era un importante dispendio, papá se lo dijo a su hermano, que no mostró el más mínimo interés, por ello al final lo pedimos nosotros directamente en Estados Unidos.
La velocidad y las posibilidades como herramienta del XY Write eran impresionantes.
Yo, que personalmente había hecho algunos pinitos con WordStar en el Apple IIe me dedique 100% al XY.
Modestia a parte a los pocos meses teníamos el sistema funcionando en la notaría de papá. Algo relativamente “pedestre” pero que le daba mil vueltas a cualquier máquina de escribir. También recuerdo como papá compró y probó una de las primeras impresoras láser en su notaría, una “Laserjet II”.
Ni que decir tiene que prácticamente todas las notarías en ese momento se pusieron a usar ese programa, pirateado con distintos nombres, Y más tarde apareció una versión castellana.
También con el tiempo evolucionó a XY Write III. Curiosamente la historia de este tratamiento de textos es que nace como un clónico de “ATEX” un tratamiento de textos para periódicos y que usaba el New York Times en aquella época.
Aún hoy en día si miras en internet verás mucha gente que o bien lo sigue usando, o bien lo ha estado usando hasta hace poco. De hecho yo conozco alguna notaría que aún lo sigue usando.
Volviendo a papá, su hermano por supuesto se subió al carro y empezó a comercializar “nuestro” programa sin ofrecernos ningún tipo de contraprestación por supuesto. Entonces éramos familia y nos parecía lo más natural.
Papá era así, bueno y generoso, especialmente con sus hermanos a los que quería mucho. Por ello me pregunto muchas veces qué pensaría él de cómo se están portando de mal con nosotros.
Pero vuelvo a la informática. Más o menos… cuando muere papá en junio de 1991, yo llevaba 8 años estudiando oposiciones a notarías, era básicamente un fracaso como opositor.
Ayudado por mi familia, le propusimos al hermano de mi padre, que en estos momentos tenía ya un lucrativo negocio a base de los notarios, que me permitiera trabajar para él. Al fin y al cabo el programa de textos lo había hecho yo, y el de gestión papá.
Yo por otro lado tenía muchas ideas de cómo mejorar el programa, que quería aportar.
Pero resultó que no, que no solo no quería darme trabajo, sino que no quería mis ideas, ya que con lo que tenía era suficiente.
Así que con la ayuda de mi familia, especialmente de mi madre, de mi hermana y de Peter y con dos empleados del hermano de mi padre que se querían ir de la empresa, montamos nuestra propia empresa.
Nos auguraron 6 meses de vida. Visto ahora, 20 años después, puedo decir que ha sido un viaje fascinante: con ayuda de Adolfo Calatayud, notario y amigo de papá, perfeccionamos una nueva forma de hacer escrituras y copias más allá de usar el ordenador como una máquina de escribir.
Nuestra empresa es la número dos del mercado, la del hermano de mi padre creo que sigue existiendo pero no estoy seguro. Lo cual no deja de ser curioso porque en aquel momento eran prácticamente un monopolio, nosotros lo teníamos todo a ganar, pero sobre todo muchas ganas de innovar.
Por todo ello es especialmente triste que el notariado haya caído en la misma trampa y este elaborando su propio programa para notarías, basados en la falsa premisa de que la informática y las empresas de informática para notarías son muy caras. Sin entrar en el coste que pueda tener este programa que están pagando todos los notarios con sus aportaciones, en el mundo SAP, por poner un ejemplo, los costes informáticos son infinitamente más altos.
Pero lo peor no es que vaya a ser realmente más oneroso que los sistemas actuales, el problema es que acabarán siendo un monopolio, y acabando con la innovación.
Papá: el mundo ha cambiado mucho, ahora hay ordenadores del tamaño de una libreta que son millones de veces más potentes que tu Apple II, pero el mundo ha cambiado, España está gobernada por una mafia de ladrones y, los que te creías que nos querían, que te querían, nos han robado y traicionado.
Papá, cada día te echo de menos.
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Hoy comparte con nosotros sus recuerdos de Joaquín de Prada González (mi querido Joaquín), su compañero y amigo David Pérez Maynar, en una carta dirigida a mi hijo…
Barcelona, a 7 de Junio de 2012
Querido Joaquín,
Por encargo de Loli me pides que escriba sobre tu padre y me cuesta mucho hacerlo, la razón es muy sencilla, tuve contacto profesional con él desde la primavera de 1971 hasta su muerte, tuvimos una carrera notarial muy parecida, nos respetamos siempre, aguantamos nuestras respectivas excentricidades y nuestra tendencia al “ex abrupto” y, a pesar de todo, tardamos muchos años en ser verdaderamente amigos.
Yo me di cuenta de que tu padre era alguien que contaba mucho para mí cuando, en 1987, decidí pasar de Hospitalet a Barcelona y me pareció evidente que debía proponerle que iniciáramos la nueva aventura profesional juntos. Me dijo, con una cierta tristeza, que no se atrevía a aceptar mi oferta, comprendí sus razones y no quise insistir.
Algunos meses mas tarde, Joaquin me propuso entrar en la Junta del Colegio Notarial, me resistí todo lo que pude pero al final me convenció invocando la memoria de Luis Úbeda.
Cuando me he preguntado porque pasamos tantos años con un contacto profesional frecuente y unos intereses intelectuales parecidos, sin que llegáramos a tener una verdadera amistad, solo encuentro dos razones, Joaquin era tímido y pudoroso en la expresión de sus sentimientos y yo viví aquellos años embarcado en aventuras políticas que, vistas hoy, considero justas pero planteadas equivocadamente.
Entre tu padre y yo hubo dos mediadores con los que compartí despacho notarial, Julio Burdiel, o actividad política, Luis Úbeda. Los dos eran grandes amigos nuestros y cuando Julio se fue a Madrid y Luis murió, tu padre y yo nos sentimos solos y nos convertimos en verdaderos amigos.
Leyendo la nueva edición de “Joaquin y Loli un encuentro de Cine” me he vuelto a sorprender de la ternura, del valor y de la capacidad de amar que tenia tu padre. Yo lo estimaba mucho por su talla profesional que contrastaba con mi tendencia al desorden organizativo, por su honestidad profunda y evidente y por su sentido del compañerismo que, en repetidas ocasiones le llevó a ayudar a los notarios que iban llegando a Hospitalet, el pequeño feudo del que era el notario por excelencia.
Estuve con él pocos días antes de su muerte, me impresionó su lucidez y su entereza y puedo asegurarte que la lección que recibí en un momento tan duro me sirvió para no derrumbarme cuando mi P.S.A. se disparó. En aquella ocasión me dijo dos cosas una personal y otra profesional. En la esfera personal me dijo que quería morir en su casa, rodeado de los suyos, sin tener que soportar que alguna enfermera cariñosa y bien intencionada le diera una palmadita y le dijera: “Joaquinito que tal estas hoy?”. Le horrorizaba haber vivido muchos años como Don Joaquin y terminar la vida como Joaquinito.
En la esfera profesional me pidió que hiciera todo lo posible por conservar la organización del Colegio Notarial a la que había dedicado muchas horas. Sus dos deseos se cumplieron gracias a Loli y a Roberto Follia.
Joaquin, han pasado veintiun años de la muerte de tu padre, tengo ahora setenta y seis años, a mi edad te cruzas todos los días con la presencia de los amigos muertos, en cierto modo viven contigo y te permiten seguir envejeciendo serenamente.
Os deseo a Loli y a sus tres hijos que mi amigo Joaquin os ayude siempre.
Un abrazo,
David Perez Maynar
Notario
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El escrito que comparto hoy con vosotros viene de la mano de mi hijo José Manuel de Prada Samper, de quién estoy segura que Joaquín se sentiría enormemente orgulloso, al igual que de todos nuestros hijos. También aprovecho para recomendaros que cuando vayáis a la librería a comprar el libro Censurado. Joaquín y Loli un encuentro de cine, aprovechéis para comprar el último libro de mi hijo, publicado por la editorial Siruela, que se llama Cuentos populares de África. Espero que disfrutéis de su escrito…
Dzavadzimu
para mi padre, en el 21 aniversario de su partida
La imágenes de este poema me vienen rondando desde hace tiempo, pero sólo ahora han cristalizado en palabras y, cosa poco común en mí, lo han hecho en forma de un breve poema. En la lengua shona del sur de África, hablada sobre todo en Zimbabwe, dzavadzimu significa “referente a los espíritus”. Los bosquimanos |xam, que vivían más al sur de los shona, en lo que hoy es la república de Suráfrica, decían que todos los seres humanos llevamos dentro un viento personal e intransferible. También decían que las historias viajaban con el viento, y que bastaba con sentarse en un recodo del camino para sentirlas. Sobre el corazón decían que era la sede del espíritu, pero no se referían a la víscera en sí, sino a lo que ellos llamaban “hilos del pensamiento”, que situaban “a un lado de la garganta”.
Quisiera contarte tantas cosas,
pero no sé hacerlo.
En cambio,
yo a ti puedo a veces percibirte.
Tu viento se hace sentir
en cada espiral de mi camino,
y el tuyo es el corazón que palpita
en todos los rincones donde habito
y cuyos latidos me hacen llegar
instantes en los que te reconozco.
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Hoy comparto con vosotros el escrito de Joan Solé, con cuyos padres, Luci y Josep María desarrollamos una amistad que empezó con nuestra llegada a Hospitalet. Joaquín fué una influencia positiva en la vida Joan, y en la de todos aquellos que tuvieron con él contacto. Aquí tenéis también una foto de Joan y su hermano Josep María jugando con mi hija Cristina en la terraza de casa. La foto, por supuesto, hecha por Joaquín:
Y este es el cariñoso texto que ha escrito Joan Sole:
Hay pocas cosas de Joaquín que pueda decir y que no haya dicho ya. Obviamente lo añoro, como todos los que le conocíamos, echo de menos los paseos, sus clases, sus consejos; echo de menos esperarlo en la sala de juntas y comer a su lado en la cocina. Echo de menos su ser.
Este año he tenido un hijo, un niño guapísimo que se llama Gerard, y lo que lamento profundamente es que nunca lo podrá conocer. Claro que le hablaremos de Joaquín, le enseñaremos fotos y vídeos y le explicaremos la gran persona que era, lo mucho que me ayudó y lo que significó para todos nosotros; le diré que fue mi maestro y el responsable en gran parte de lo que soy hoy en día; pero eso no es lo mismo que conocerlo. Porque Joaquín era la suma de un millón de intangibles, que convierten una persona excelente en una persona excepcional.
Se que no puedo hacer nada para que le conozca tal y como lo hicimos nosotros, para él siempre será aquel amigo de papá del que todos hablan. Pero sí que puedo hacer algo, puedo enseñarle lo que él me enseñó a mí. No inglés o álgebra pero sí constancia y dedicación, perseverancia y excelencia y por que no, a disfrutar de la vida, de la familia, de un buen chuletón acompañado de un excelente vino y a reírse del sistema de vez en cuando. Le podré enseñar a no ser conformista y que la vida no te regala nada.
Y así finalmente lo conocerá de verdad, y cuando vea su foto dirá: “Sí, es el yayo Joaquín”.
Joan Solé
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Hoy seguimos recordando a Joaquín de Prada González con una carta escrita por su amigo de juventud, Manolo Alcántara, espero que la disfrutéis…
Salamanca 9 de junio de 2012
Querida Loli “de Prada”:
Ante los veintiún años de la muerte de Joaquín, no quiero que pase esa fecha sin que tengas un recuerdo más, a través de mi experiencia amistosa primero con él y después, contigo, a consecuencia de las Bodas de Oro de la Facultad.
Mi entrecomillado “de Prada” revela mi admiración a tu entrega total a tu “Prada” antes y después de su fallecimiento. Mis recuerdos de tu adorado Joaquín, son los que se corresponden a los años de Bachillerato y de la carrera, años en los que nuestros sueños y deseos se reflejaban, en aquella sana y magnífica amistad a través de los sofocos y alegrías que el estudio nos proporcionaba.
En aquellos años en los que el recuerdo de la Guerra Civil predominaba en nuestras vidas, a través de lo que nos contaban nuestros padres, se forjó la amistad, que continuó muchas décadas, aunque estuviéramos muy alejados. Tenía conocimiento de vosotros a través de Ángel que me contaba algo de vuestras vidas. De ti tenía las referencias que a través del contacto con Ángel me llegaban. De Joaquín tenía el recuerdo de su manera de ser, introvertido y más bien tímido, de su inteligencia, fuera de lo corriente y de todas aquellas cualidades que en su presencia resaltaban y los recuerdos siempre fueron gratos y alegres por sus éxitos profesionales, que eran el resultado de sus cualidades intelectuales, fuera de lo corriente.
De ti los recuerdos primeros, Joaquín tiene novia en Cartagena, se casa con ella… poco más. Sin embargo, el encuentro contigo en las Bodas de la Facultad, y el libro sobre su amor hacia aquella persona sobre la que te habías volcado, impuso un conocimiento de tu persona, mucho más profundo. Es admirable la entrega total por tu parte a través del libro. Es fantástico, comprobar que a pesar de los años transcurridos desde “su fallecimiento”, tus vivencias y recuerdos de tu marido, sigan impregnando tu vida, aunque ello te ha traído un continuo y diario recuerdo de vuestros año felicísimos en vida.
He querido que tengas un recuerdo de éste, vuestro amigo que siempre os tendrá, en compañía de su mujer, en el mejor de los recuerdos.
Un abrazo muy fuerte para ti y tus hijos.
Manolo Alcántara
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