Hoy le toca el turno a mi hijo Joaquín, que quería con locura a su padre (como lo queríamos todos, la verdad). La foto que véis aquí está hecha por mi en la Plaza de los Bandos de Salamanca en 1964.

Aquí sigue el escrito de Joaquín, espero que lo disfrutéis…

Cualquier buena idea tiene siempre muchos “padres”, y en este caso la buena idea era aplicar la informática al funcionamiento de las notarías, y, uno de los padres fue el mío, Joaquín de Prada González.

Así puedo contar que antes de 1977 empezó a trabajar en la informatización de la contabilidad y los índices. La persona que le ayudó era su hermano, que tenía una pequeña empresa de consultoría informática.

Con un alto gasto económico papá invirtió todo lo preciso para desarrollar los programas necesarios.

Recuerdo que el ordenador era un IBM 3740, de los primeros con diskette (un gran avance frente a las fichas de papel).

También recuerdo como esa pequeña consultoría empezó a vender esa misma solución informática a otros notarios. Se podría decir que el hermano de mi padre estaba sacando provecho de todo el trabajo de papá, y es cierto, aunque también es cierto que papá en su gran generosidad apoyó todo lo que pudo a su hermano.

En estos momentos (años 80) la informatización de las notarías significaba exclusivamente el ámbito de la administración de la notaría. Es decir ni se planteaba el informatizar la elaboración de las escrituras, que todavía se hacían, como mucho, con máquinas de escribir eléctricas con memoria.

Papá era un ávido lector de revistas de informática, Y le gustaban tanto los ordenadores que en el año 80 ya había comprado para casa un Apple IIe. Para hacernos una idea, en aquella época nadie tenía ordenadores en casa. El Apple era un invento prodigioso que fascinaba a todos los visitantes, pero papá lo usaba para trabajar, tenia tratamiento de textos y una hoja de cálculo que se llamaba VisiCalc.

Para informatizar la elaboración de escrituras había dos problemas, por una parte la inadecuación de los programas existentes de elaboración de documentos. Por otra la falta de impresoras que fueran rápidas y sobretodo que funcionaran a doble cara. De hecho lo habitual en esa época eran las impresoras Epson de “matriz de puntos” y la mayoría funcionaba con papel continuo. Se llego a hablar de papel continuo con el timbre notarial, o incluso he oído a papá hablar de una máquina de timbrar.

En un intento de avanzar la tecnología papá adquiría periódicamente cualquier programa nuevo que salía de tratamiento de textos,  recuerdo WordStar, WordPerfect, pero aunque hubo muchos más… ninguno era idóneo.

También recuerdo al hermano de mi padre diciendo que la elaboración de escrituras nunca se informatizaría, eso es tener visión. De hecho su visión era vender “IBM” Y para eso montó una empresa a medias con mi padre.

Un día, papá me enseñó un artículo en su revista preferida, Byte. Recuerdo que había una ilustración de una locomotora de vapor a toda velocidad, ello era para representar la potencia de un nuevo tratamiento de textos: XY Write II.

El programa sólo se vendía en Estados Unidos, y era un importante dispendio, papá se lo dijo a su hermano, que no mostró el más mínimo interés, por ello al final lo pedimos nosotros directamente en Estados Unidos.

La velocidad y las posibilidades como herramienta del XY Write eran impresionantes.

Yo, que personalmente había hecho algunos pinitos con WordStar en el Apple IIe me dedique 100% al XY.

Modestia a parte a los pocos meses teníamos el sistema funcionando en la notaría de papá. Algo relativamente “pedestre” pero que le daba mil vueltas a cualquier máquina de escribir. También recuerdo como papá compró y probó una de las primeras impresoras láser en su notaría, una “Laserjet II”.

Ni que decir tiene que prácticamente todas las notarías en ese momento se pusieron a usar ese programa, pirateado con distintos nombres, Y más tarde apareció una versión castellana.

También con el tiempo evolucionó a XY Write III. Curiosamente la historia de este tratamiento  de textos es que nace como un clónico de “ATEX” un tratamiento de textos para periódicos  y que usaba el New York Times en aquella época.

Aún hoy en día si miras en internet verás mucha gente que o bien lo sigue usando, o bien lo ha estado usando hasta hace poco. De hecho yo conozco alguna notaría que aún lo sigue usando.

Volviendo a papá, su hermano por supuesto se subió al carro y empezó a comercializar “nuestro”  programa sin ofrecernos ningún tipo de contraprestación por supuesto. Entonces éramos familia y nos parecía lo más natural.

Papá era así, bueno y generoso, especialmente con sus hermanos a los  que quería mucho. Por ello me pregunto muchas veces qué pensaría él de cómo se están portando de mal con nosotros.

Pero vuelvo a la informática. Más o menos… cuando muere papá en junio de 1991, yo llevaba 8 años estudiando oposiciones a notarías, era básicamente un fracaso como opositor.

Ayudado por mi familia, le propusimos al hermano de mi padre, que en estos momentos tenía ya un lucrativo negocio a base de los notarios, que me permitiera trabajar para él. Al fin y al cabo el programa de textos lo había hecho yo, y el de gestión papá.

Yo por otro lado tenía muchas ideas de cómo mejorar el programa, que quería aportar.

Pero resultó que no, que no solo no quería darme trabajo, sino que no quería mis ideas, ya que con lo que tenía era suficiente.

Así que con la ayuda de mi familia, especialmente de mi madre, de mi hermana y de Peter  y con dos empleados del hermano de mi padre que se querían ir de la empresa, montamos nuestra propia empresa.

Nos auguraron 6 meses de vida. Visto ahora, 20 años después, puedo decir que ha sido un viaje fascinante: con ayuda de Adolfo Calatayud, notario y amigo de papá, perfeccionamos una nueva forma de hacer escrituras y copias más allá de usar el ordenador como una máquina de escribir.

Nuestra empresa es la número dos del mercado, la del hermano de mi padre creo que sigue existiendo pero no estoy seguro. Lo cual no deja de ser curioso porque en aquel momento eran prácticamente un monopolio,  nosotros lo teníamos todo a ganar, pero sobre todo muchas ganas de innovar.

Por todo ello es especialmente triste que el notariado haya caído en la misma trampa y este elaborando su propio programa para notarías, basados en la falsa premisa de que la informática y las empresas de informática para notarías son muy caras. Sin entrar en el coste que pueda tener este programa que están pagando todos los notarios con sus aportaciones, en el mundo SAP, por poner un ejemplo, los costes informáticos son infinitamente más altos.

Pero lo peor no es que vaya a ser realmente más oneroso que los sistemas actuales, el problema es que acabarán siendo un monopolio, y acabando con la innovación.

Papá: el mundo ha cambiado mucho, ahora hay ordenadores del tamaño de una libreta que son millones de veces más potentes que tu Apple II, pero el mundo ha cambiado, España está gobernada por una mafia de ladrones y, los que te creías que nos querían, que te querían, nos han robado y traicionado.

Papá, cada día te echo de menos.

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