Archivo de marzo 2008

Loli con Quinito 1961Ya que tengo la total sensación de que os estoy metiendo (a aquellas personas que + o siguen mi Blog) en el mundo de mi juventud y del amor de mi vida, me apetece que veáis esta foto, ya casada y además con mi primer hijo en brazos, que se llama Joaquín como su padre. Es primavera de 1961. Había otras personas en la foto, pero mis “ayudantes” que son abundantes han borrado el resto de la foto (que era interminable) y me he quedado yo con mi hijo. ¿Qué os parece la foto?

A Joaquín, mi Joaquín, seguro, segurísimo que le encantaría verme, y vosotros así veis como era yo cuando tenía mi primer bebé. El sombrero que llevo lo compré en Cartagena, en una sombrerería que había en la calle Honda en frente de la casa donde vivían mis primas, y el traje es de punto color beige y lo compré en LARVI, la tienda de lujo de Cartagena, donde, como en casi todas las tiendas, me conocían y me querían un montón.

¿Joyas? Cero. No teníamos ni una peseta. Los zapatos eran preciosos. Eran zapatos marrones de corte salón, en piel de tafilete, y como siempre con un gran taconazo. Me maquillé lo que daban de sí los tiempos, porque ya era libre, y hasta Joaquín me llegó a decir “Eres la más guapa del evento”.

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Cartas y sobresMás tarde aún, saqué una carta de su madre (¡¡increible!!), así que la noche se me hizo corta porque yo quería ojear un poco todo aquel mundo. Necesité muchas más noches para poder hacer esto que digo, que era tan solo echar una ojeada.

Fue un poco mas adelante cuando entré de lleno en ese maravilloso mundo y leí totalmente todo, desde la primera a la última carta. Cartas de mis padres, cartas de la familia de Joaquín, y sobre todo, las cartas de Joaquín, las mías y las de su madre. Si tenéis en cuenta que sus cartas, escritas los domingos para mí, eran de siete folios con letra pequeña, os daréis cuenta que cada carta era casi como un pequeño libro. También existen cartas de una cuartilla, que eran cartas robadas al tiempo de sus estudios entre semana. Cartas no permitidas, pero que a mí me daban la vida.

Ese cuatro de febrero del año 2004 hizo en cierta medida que yo comenzara a volver a estar con mi chico, que me diera perfecta cuenta de que de algún modo yo podía hacer algo por él, que él me lo estaba pidiendo insistentemente. Entonces, reorganicé más a la perfección TODO, aunque me sentí incapaz de cambiar las cajas o los papeles que envolvían ciertas cosas, todo tiene más de medio siglo, en aquella época el papel era malísimo y no digamos los sobres, pero siguiendo el consejo de mi hijo Jose Manuel (escritor) compré en una tienda especializadísima unas bolsas (tipo dosier) donde fui poniendo carta por carta. Me costó dinerillo, eso sí, pero creerme está perfecto. ¡Ya para la eternidad! Es lo que usan en los museos. Van por fechas, con lo cual es facilísimo encontrar lo que sea, carta, diario, tarjeta, telegrama, fotografía ¡una maravilla!

Me da la impresión que el comienzo de mi blog se os va a hacer larguillo, por tanto intercalaré cosas para haceroslo más ameno. Por cierto, me olvidé. Lo primero que quería hacer es dar las gracias a Peter, el marido de mi hija, por su generosidad al instalarme este blog como regalo por el día de mi cumpleaños.

Y hablando de blog y de mi hija Cris, ella también tiene uno que yo hasta lo veo atractivo, claro que si el mío va de amor el suyo se centra en el mundo del sombrero y casi todo está en inglés. Tiene muchas fotografías de cosas que hace ella. Verlo apretando aquí y os enteráis.

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Una noche, como otras muchas, no podía dormir… Me levanté de la cama (y eso que hacía frio eh!) y saqué una de las cajas, la caja de todos los escritos que tenía o creía tener de Joaquín (pues luego me han aparecido nuevas cosas). Aunque todo esto estaba super releido por mí en nuestros años de novios ¡el tiempo no me hizo borrar nada! pero si hizo que al tenerlo a él, a ciertas cosas yo no les diera la tremenda importancia que tenían.

Loli leyendo una carta de Joaquín

Saqué una primera carta al azar. En el fondo de mi corazón no sabía lo que estaba haciendo, lo que si sabía era que al estar tantos años sin Joaquín, tenía en mis manos algo que él un día escribió para mí. Que esa carta que yo tenía en mis manos, antes había estado en las suyas, que ahí estaban sus huellas, que ahí estaba su amor por mí, su cariño, su ternura, su dulzura, que ahí estaba lo que yo en esos momentos hubiera querido, retrocediendo en el tiempo, recuperar. Aquella era una carta increible, increiblemente preciosa (más adelante os la pondré en el Blog junto con más cosas). La leí entera. Eran las dos y media de la madrugada. La volví a colocar en su sitio y saqué una carta de las que yo le había escrito a él. Era similar a la suya. Le decía, como él a mí, que el mundo existía porqué en él estabamos nosotros queriéndonos.

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Joaquín y Loli en Cartagena, 1956 Todo en la vida tiene su fecha, y yo Loli de Prada, la chica de Joaquín, un día ya un tanto lejano (concretamente el 4 de febrero del año 2004) dejando a un lado mi tristeza, mi agonía y mi dolor, decidí abrir aquellas grandes y repletas cajas llenas de cartas del amor de mi vida. Lo tenía todo bastante bien ordenado en esas cajas. Como primordiales, estaban por separado las cartas de Joaquín en una y en otra, igual de grande, mis cartas a Joaquín. Luego, había más cajas. Tened en cuenta que medio armario de mi dormitorio estaba dedicado a todo esto, porque yo, no se si es un defecto o es una virtud, lo guardo todo, absolutamente TODO. ¿Como no habría de guardar las cartas de amor del chico de mi vida, de mi familia, de su familia, de su madre (de quien tengo muchísimas), de sus hermanos, de sus amigos y compañeros en el mundo del notariado donde tan lejos llego y donde tan querido era por sus compañeros y por su propio Colegio. Tened en cuenta que cuando murió era vicedecano del Colegio Notarial de Cataluña. Él, cuando hacia una cosa se desvivía por ella, la hacia hasta llegar a lo mas profundo del tema y dedicaba horas y horas a ese Colegio Notarial de Barcelona al que tanto amó y en el que tan lejos hubiese llegado de no quitarle Dios la vida cuando empezaba a florecer. La Virgen de la Caridad de CartagenaLuego, están los compañeros de la carrera de Derecho en nuestra querida tierra que es Salamanca donde tanto lo quisieron y me quieren a mi (aunque yo soy de Cartagena de lo que me siento muy orgullosa y donde esta la preciosa Virgen de la Caridad la cual esta siempre presente en mi dormitorio). Finalmente están las cartas y documentos relativos al mundo del cine aunque yo ese mundo al que tanto he amado junto a Joaquín, lo tengo a parte. El mundo del cine de Joaquín lo tengo totalmente separado, son como dos mundos y en esta ocasión yo el mundo que necesitaba para poder subsistir era el mundo de nuestro AMOR.

 

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