Ahora que todos estamos confinados, sólos, yo quiero deciros que llevo casi 29 años si mi Joaquín, aquí, confinada, entre estas cuatro paredes blancas, donde vienen a visitarme mis hijos.
El otro día vi un vídeo que me gustó mucho, porque dice con imágenes muchas cosas que sería muy muy largo decir con palabras. Dice lo mucho que nos queríamos, que nos adorábamos y lo mucho que nos necesitábamos el uno al otro.
Por eso, quiero recordar algunos momentos, en los que me está hablando a mi, directamente, me manda mensajes, como cuando coge su toalla de rayas en Castelldefels aquel primer verano en Barcelona de 1969. La toalla que llevaba en San Javier, cuando venía con la bicicleta verme, la toalla sobre la que nos sentabamos en la pasarela.
O aquél verano en el Hotel Entremares de la Manga, cuando, por cierto, la Manga aún valía algo… como me mira…
Entonces eramos felices… lo teníamos todo ¿quizás no nos dábamos cuenta en ese momento?
Luego llego aquel terrible 12 de Junio de 1991 y lo perdí todo. TODO. Pero parece que no era suficiente para ellos, que la terrible pérdida no era castigo suficiente para mi… entonces llegaron ellos con su odio…
Recordando tiempos mejores en la Ribera con los Catalán. Y ¡cómo cambian los tiempos! Joaquín siempre fue un hombre moderno, pero no toda su familia era igual. Veis como las chicas Catalán van con tirantes y los hombros al aire… ¡escándalo!… me dijo Joaquín, “en cuanto se vayan las pondrán verdes”!
Finalmente voy a poner algunas de las fotos que más me gustan.
Una de mis fotos preferidas con Joaquín, las manos lo dicen TODO.