Ahora que todos estamos confinados, sólos, yo quiero deciros que llevo casi 29 años si mi Joaquín, aquí, confinada, entre estas cuatro paredes blancas, donde vienen a visitarme mis hijos.
El otro día vi un vídeo que me gustó mucho, porque dice con imágenes muchas cosas que sería muy muy largo decir con palabras. Dice lo mucho que nos queríamos, que nos adorábamos y lo mucho que nos necesitábamos el uno al otro.
Por eso, quiero recordar algunos momentos, en los que me está hablando a mi, directamente, me manda mensajes, como cuando coge su toalla de rayas en Castelldefels aquel primer verano en Barcelona de 1969. La toalla que llevaba en San Javier, cuando venía con la bicicleta verme, la toalla sobre la que nos sentabamos en la pasarela.
O aquél verano en el Hotel Entremares de la Manga, cuando, por cierto, la Manga aún valía algo… como me mira…
Entonces eramos felices… lo teníamos todo ¿quizás no nos dábamos cuenta en ese momento?
Luego llego aquel terrible 12 de Junio de 1991 y lo perdí todo. TODO. Pero parece que no era suficiente para ellos, que la terrible pérdida no era castigo suficiente para mi… entonces llegaron ellos con su odio…
Recordando tiempos mejores en la Ribera con los Catalán. Y ¡cómo cambian los tiempos! Joaquín siempre fue un hombre moderno, pero no toda su familia era igual. Veis como las chicas Catalán van con tirantes y los hombros al aire… ¡escándalo!… me dijo Joaquín, “en cuanto se vayan las pondrán verdes”!
Finalmente voy a poner algunas de las fotos que más me gustan.
Una de mis fotos preferidas con Joaquín, las manos lo dicen TODO.
Este es un texto escrito por Loli de Prada el 13 de agosto de 2006, pero que todavía no se había publicado:
El 19 de Septiembre de 1956 mi entrañable Joaquín, lo que yo más quiero en el mundo (porque ya sabéis que es mi vida entera), por obligación o mejor dicho por órdenes de su familia, su hermano y su madre, se marcha por Madrid camino de Salamanca para estudiar sus oposiciones a notarías (el motivo por el cual fuimos separados) en la casa familiar de Plaza de San Juan de Barbalos 9.
Nosotros llevábamos seis meses queriéndonos y sabíamos cómo querernos desde los puntos geográficos en que vivíamos, yo desde los Molinos y Joaquín desde el cuartel en Cartagena y más tarde desde San Javier.
Ahora todo cambiaba, absolutamente todo cambiaba aunque algunas cosas las teníamos muy habladas. Él sabía que nada más salir el tren el día 19 yo me iría a casa y le escribiría mi primera carta a Salamanca y así los 365 días del año y yo sabía que él me escribiría todos los Domingos (laborables no, había que estudiar), pero esto no bastaba y teníamos que inventar, como él me dice en varias cartas de los primeros días de estar separados, nuevas formas de querernos.
A él con esa inteligencia de la que estaba dotado se le ocurrían cosas a raudales, como por ejemplo estudiar muchísimo y cuanto más estudiaba eso significaba que más grande era su cariño por mí, o que cuanto más difícil era lo que estudiaba aún más grande era su pasión por mí. Yo por mi lado dedicaba mi vida a pensar en escribirle y dormir con su fotografía sobre mi pecho, a veces llorando.
Entre los modos de quererme Joaquín, incluyó una cosa nueva, ponerme un par de telegramas entre semana, por la noche, después de la cena y antes del último rato de estudio. El telegrama lo ponía sobre las 11 de la noche. No tenía día fijo para ponérmelo con lo cual yo tenía toda la semana para vivirlo con la ilusión de esperar esos dos telegramas. En Septiembre en Los Molinos es pleno verano y mi casa siendo de una planta yo cogí la costumbre de sentarme en la acera para, esperando al repartidor de telegramas, tomar el fresco.
En aquellos tiempos, hace medio siglo, la costumbre era nada más llegar el texto a Telégrafos (estaba en Cartagena) lo ponían a punto (con el texto para fuera) y lo repartían, fuera la hora que fuera. A mí me solían llegar sobre las 12 o las 12 y cuarto de la noche, pues el repartidor tenía que venir en bicicleta de Cartagena a Los Molinos que es cuesta arriba. Era un encanto de chico, algo mayor que yo, pero joven, unos 25 años. Los textos de los telegramas salvo raras excepciones eran siempre los mismos o muy parecidos.
LOLI TE QUIERO CON LOCURA. TUYO JOAQUIN, o ERES MI VIDA ENTERA. TU JOAQUIN, o PIENSO EN TI MIENTRAS ESTUDIO. TUYO JOAQUIN o LOLI HAY NOCHES QUE NO ME DEJAS DORMIR. JOAQUIN.
En raras excepciones si no se encontraba bien, me decía su estado de salud.
Como digo antes, yo sentada en el suelo esperaba siempre hasta las 12 ½ porque siempre llegaba antes de esa hora. Tanto venía que nos hicimos amigos, creo que se llamaba Rafael, él sabía mi nombre y el apellido de sobra pues lo ponía en esos preciosos telegramas azules que me traía. Cuando llegaba, dejaba la bici en el suelo, se sentaba y nos poníamos a hablar. Él poco a poco me fue contando su vida, y una noche recuerdo que hasta me hizo llorar. Pero primero os voy a decir lo que casi cada día me decía “Loli me estás martirizando ¿no te das cuenta que tu novio me hace venir a las tantas de la noche solo para decirte lo muchísimo que te quiere?” Yo le decía que era el momento más feliz de ese día, que tenía que comprenderlo. No sé si lo comprendía o no, pero lo cierto es que a mí no me fallaba ni un solo telegrama, y eso que a veces me decía “El próximo te lo traigo al día siguiente por la mañana”. Yo le decía poniéndome triste “¡Ni se te ocurra! Me quejaré al jefe de telégrafos”, que además lo conocía, “¡Te estoy esperando en el suelo sentada casi hora y media y luego me vas a dar plantón! ¡Ni hablar!”
Poco a poco y de tanto vernos y de hacernos tan amigos, el repartidor me iba contando cosas de su vida. Él era de un pueblecito de Cartagena que se llama Torre Pacheco y al encontrar el trabajo de repartidor de telégrafos, dejó su pueblo y alquiló una pequeña habitación en Cartagena. Vivía solo y comía como podía (ganaba muy poco, apenas si tenía para subsistir incluyendo las propinas que le dábamos) y se sentía tan lejos de su familia a unos 30 kilómetros como yo de Joaquín a 800 kilómetros. No tenía horario pues los telegramas llegaban cuando llegaban, incluidos los míos. No tenía ningún tipo de estudios, aunque sabía escribir.
Como os decía antes un día me hizo llorar (yo para llorar he sido siempre muy facilona). Hablándome de sus múltiples problemas me dijo “¿No sabes una cosa Loli? ¡Tengo novia! Se llama Cari, es una chica estupenda y me quiere tanto como te quiere a ti tu novio y trabaja en Torre Pacheco cuidando a los niños de unos señores, apenas si nos podemos ver y ni tan si quiera se me ocurre pensar en que llegue el día que nos podamos casar”. Yo para animarlo y además porque era verdad también le dije que nosotros eso de casarnos lo teníamos lejanísimo y vernos igual de lejanísimo, pero yo sabía que él era un chico cuya vida sería siempre durísima, mientras que yo podía llegar a pensar o llegar a soñar en mi futuro, que aunque lejano podía ser explendido disfrutando de la vida con el hombre de mis sueños porque el hombre de mis sueños había estudiado, tenía unos explendidos estudios y podía llegar, gracias a esos telegramas azules que él me traía, a tener fuerzas para estudiar mucho, y tener un lejano porvenir, pero un porvenir muy bueno, como así fue.
Yo ahora me pregunto ¿qué habrá sido de ellos? Joaquín volvió a San Javier a estudiar y los telegramas se terminaron. Aunque yo en aquél entonces no pensé mucho en ese tema echaba de menos sus ratitos de conversación y creo que a él le tenía que pasar lo mismo. Él me hablaba de su novia (no tenía con quien hablar) yo le hablaba de mi novio mientras tenía entre mis manos ese telegrama azul que él me había traído y que tan profundamente feliz me hacía.
Siempre estoy hablando de Joaquín, de lo mucho que lo quería y que lo quiero. Y es verdad: lo sigo queriendo con locura hoy que hace 26 años que nos dejó
Pero hoy quiero hablar de lo mucho que me quería, desde que nos conocimos… de como le saqué de ese mundo revenido y amarillento lleno de monjitas y curas, de crucifijos y misales, de rosarios y Rosarios… De la maravillosa vida en technicolor que vivimos juntos con nuestros hijos, hasta que él falto.
Recordando a Joaquín hoy, 26 años depués, le he pedido a mis hijos que me busquen fotos nuevas de él, pero sobretodo fotos en color…
Y precisamente hoy, 12 de Junio de 2017, veintiséis años después, veintidós mil ciento cinco días, sesenta años seis meses y un día después de que me lo escribieras quiero decirte una cosa y responder a lo que me dijiste el día 5 de diciembre de 1956:
Joaquín, jamás me olvidaré de tu cariñó, ni de tu existencia, jamás. Me acuerdo de ti cada día, cada momento desde ese fatídico 12 de junio de 1991, he pensado en ti todos y cada uno de los nueve mil cuatrocientos noventa y ocho días que han pasado. Y quiero decirte, recordarte que te quiero, que te quiero mucho, que te quiero con todas mis fuerzas y que nunca nunca me olvidaré de ti.
Jueves día 6 (Estoy en la luna, hoy es miércoles día 5)
Pienso que en cómo debía quererte si esta fuera la última noche de mi vida. Debía quererte mucho, muy intensamente pues será la última oportunidad que tenía de hacerlo. En esa situación debía de quererte todo, absolutamente todo lo que pudiera, hasta el máximo. Debía dejar recuerdo en tu vida de mi existencia y de mi cariño, de forma que fuera difícil que me olvidaras. Yo creo que así te quiero esta noche. Con la misma intensidad, con igual fuerza, como si fuera la última vez. Y lo maravilloso es que no es el fin sino el principio y que mañana podré quererte más que hoy. Pero hoy te quiero mucho, todo. Te quiero todo.
Y dicho esto te quiero dar un beso y decirte: Joaquín yo también “te quiero todo”.
Mucha gente no sabe lo duras que son unas oposiciones y más unas oposiciones a notarías. Hoy comparto con vosotros esta carta que mi marido, mi querido Joaquín al que amé y sigo amando, me escribió unas semanas antes de que le tocara examinarse. Se nota que está agotado, que no puede más, pero tiene esa esperanza de una vida mejor, esa vida conmigo, y sigue luchando.
Joaquín me quería, y si no os invito a leer esta carta, una de muchas, que mi hija ha sacado de dónde las tengo guardadas para que yo pueda compartirla con vosotros.
Criptana 14 Junio 1959
Hoy no ha traido el correo el papel de la agencia, por eso no te lo mando.
CUIDATE
Queridísima mía:
Soy todo amor para ti: mi vida todo es pura entrega a amarte. Me interesas tú porque eres mi vida, mi dueña, porque cada mañana el pensamiento de que tú existes y eres mía, me da fuerzas para vivir, me llena de felicidad, y te quiero mucho, mi bien, porque sencillamente no he nacido para otra cosa más que para amarte. Mi vida es amarte, darme a ti en amor. Eso es vivir y como cada mañana vivo, cada mañana te quiero aún más que nunca, cada mañana soy más tuyo. El amor, pequeña, siempre está creciendo, el amor nunca está igual, crece cada día, y cuanto más profundamente se ama, más crece el amor. Yo hasta conocerte a ti no sabía lo que era amor. Pero ahora sí puedo decirte que es algo apasionante y maravilloso, que da sentido y llena una vida. Que lo mejor que puede hacerse en este mundo es amar y que te quiero a ti, mi pequeña virgen, con toda mi vida, de una manera maravillosa y brutal. Eres mi todo, porque en ti está todo, en ti encuentro todo cuanto necesito para vivir, por eso te hablo de una maravillosa isla desierta para los dos. Porque en realidad, con tenerte a ti tengo ya todo para ser feliz.
Lolichi ¿Cuánto tiempo hace que no nos vemos? Yo he perdido el sentido del tiempo, nunca sé el día en que vivo y para poner las fechas en mis cartas tengo que mirar el calendario. Si a mí me preguntas cuanto hace que no nos vemos te diré que una eternidad. Demasiado tiempo para mis ganas de verte, demasiado tiempo para mi necesidad de ti, demasiado para todo el amor que tengo que entregarte. Hace mucho que no nos vemos y puedo jurarte que yo no sé vivir sin ti, que me falta todo cuando tú me faltas, que me eres imprescindible, que necesito estar junto a ti, vivir cada minuto a tu lado, ser testigo de tu vida, recoger con mi mano cada latido de tu corazón. Sueño con eso, con esa vida constantemente a tu lado. Sueño con esa proximidad de nuestro encuentro, en cómo me hablarás, que harás cuando me veas, como irás vestida. Quisiera conocer cada detalle, hasta el más pequeño para ir viviendo anticipadamente ese momento dichoso. Me figuro que tú sentirás igual, nuestras vidas son iguales y siempre pensamos lo mismo sobre las cosas y estoy convencido de que sueñas con igual intensidad que yo con el instante primero de vernos, y seguro que me verás en tu imaginación en la escalerilla del vagón, dispuesto a saltar a tierra y correr hacia ti como un loco. Ya falta menos mi virgen, falta ya poquísimo para ese encuentro nuestro, aunque entre tanto hayamos de pasar horas de incertidumbre y angustia. Falta poco para nuestra felicidad, ahora sí que se puede decir que hemos hecho el gran sacrificio y que solo nos queda un pequeño empujón, ya se toca con la mano el fin y pronto sabremos el resultado de todo. Entretanto yo te amo locamente y deseo aún más locamente verte, estar a tu lado, recibir todo eso que solo tú puedes darme y sin lo que me es imposible vivir. Mi pequeña virgencita, mi buena madrecita, mi mimosa y querida niña ¡cuánto te quiero! Tanto que no encuentro dentro de mí mismo cosa alguna que no sea amor hacia ti, todo lleno de ti estoy, como si yo fuera un templo y tú la diosa que lo habitaras. Tu eres mi tierra y mi cielo lleno de estrellas y cada mañana eres mi sol y cada noche mi luna y dentro de ti vivo y dentro de ti me alimento solamente de tu amor, de lo que de ti me viene, de tu maravilloso cuidado por mi deliciosa mujercita, mi deseada compañera, mi bien y mi todo. Lolichi mía, te quiero mucho. Siempre ocurre lo mismo palabras y palabras escritas y al final resulta que solo te llevo escrita una cosa: que te quiero. Porque no hay otra cosa que amor y por mucho que te hable siempre en resumen te diré lo mismo, que soy todo tuyo, que soy todo amor, o sea: te quiero mucho.
Hoy es la mañana de Domingo aunque quisiera saber en qué se nota que lo es. Solo en este pequeño consuelo de escribirte, solo en eso se nota, porque te iba a decir que te quiero más pero yo no espero a quererte más a que sea Domingo, para eso cualquier día de la semana me es bueno. Eso sí, nostalgia, sí que me llena en mayor medida que nunca. Durante mucho tiempo ha sido el Domingo el único día que nos hemos visto y por lo tanto el único día completamente feliz. Recuerdo lo rápido que pasaba el tiempo, esos Domingos, cómo se nos iba de las manos el día, como se nos echaban encima las 9 ½ y en que intensidad vivíamos esos últimos momentos como para compensarnos de la separación que nos aguardaba. Porque ahora nos consideraríamos felices viéndonos cada semana, pero cuando llega el caso nos parece eterna una separación así. Mi pequeña virgen querida, hoy es Domingo aunque no sabría decirte porque, pero yo lo siento en todo mi cuerpo, sé que es Domingo. Anoche hubo una tormenta de miedo y ya sabes de mi lo que pasa, me tomo un bellergal al irme a la cama y he dormido hasta las 9 en que llamando a la puerta no sé quién me han despertado. Los Domingos se levantan tarde y no se puede hacer ruido, está prohibido, pues pueden despertarse sus excelencias. Ayer a última hora subimos a los Molinos, es un alto sobre el pueblo donde hay 4 molinos de la época del quijote y que tiene unas vistas preciosas. Esta noche se van por fin, pues aquí no hacen nada, esa es la verdad y mi madre lo único que consigue es sufrir. Yo me alegro que se vayan aunque me quedo con unas ganas locas de salir corriendo también y no volver a aparecer en mi vida por aquí. Claro que dentro de poco lo haré y ese es mi consuelo pues si no no sé qué pasaría.
Estoy en deuda contigo pues me has escrito más cartas que jamás lograré yo igualar, ni en lo maravilloso ni en nada. Mis posesiones están ya muy conocidas para poder decirte nada nuevo. Ahora te pido que me ayudes. Coge mi foto en Meyba y figúrate que estoy así sentado a tu lado. Entonces tú pasabas tu mano por mí. Empiezas por los pies y subes hacia arriba, las piernas, luego el muslo, primero por la parte de afuera, luego por dentro. Puedes también abrazarte a mis muslicos, no sé porque, me parece que te apetece. Luego puedes continuar. Me parece estúpido te diga yo nada, pues con esa fotografía está todo dicho, estando así y ese mismo día, me cobijaste bajo tu falda ¿lo recuerdas? Nunca más lo has vuelto a hacer. Mis hombros quizás tengan su atractivo para ti, y los quieras acariciar, quizás también quieras acariciar la espalda caliente por el sol. Yo restregar contra mi tu carica, una y otra vez. Quizás quieras abarcar mi pecho con tus brazos para saber todo lo que es tuyo así de golpe. Quizás tengas que estar así mucho rato pues de momento no vas a tener fuerzas para separarte. Quizás, siempre quizás, pues con certeza eres tú la que sabrás que hacer, la que sabrás como acariciar y como besar y como abrazar. Tu sabes mi sabor, mi olor, lo que te gusta, lo que amas en mí, lo que necesitas y echas de menos. Es mi foto, esa foto la que ha de hablarte, decirte las cosas que yo no sé decirte, aunque sin palabras las siento en mi interior. Mi pequeña virgencita, todas esas posesiones son tuyas y te aguardan y yo las cuido para ti y son tuyas, muy tuyas. Te quiero mucho mi virgencita, mucho mucho, más que nunca, como jamás te he querido, con más fuerzas, con más intensidad, con mayor profundidad. Te quiero y esa es mi vida, amor, solo amor, he nacido para eso y para eso vivo. Tu eres mi todo, ya lo sabes, eres mi todo y en ti está todo cuanto yo pueda necesitar y en ti soy feliz, muy feliz. Te quiero.
Ya vuelvo de correos, que tiene sobre todo la ventaja de que voy yo solo y eso me hace descansar de la insoportable compañía de esta gente. Te voy a decir cómo voy vestido. Llevo el pantalón gris de franela, pero pronto me pondré el de verano. Las camisas de verano ya he empezado a usarlas. Hoy llevo la de color crema ¿la recuerdas? Para salir me he puesto el jersey gris que tú me hiciste y al que cada vez tengo mucho más cariño. Estoy más o menos como cuando tú me viste, un poco más viejo y desgastado, de gordo lo mismo aunque me parece que un poco menos de tripa y por lo tanto con mejor tipo. Yo creo que cuando me veas te gustaré, estoy seguro. Como te digo he ido a correos, he estado todo el rato pensando en ti, recordándote, queriéndote con toda mi fuerza. Ahora vuelvo y esta casa parece que mientras están fuera es más tranquila y puedo escribirte con tranquilidad y paz, como a mí me gusta. Esta tarde estudiando ¡que lata! Tengo ya ganas de estudiar menos o mejor aún de no estudiar. La verdad es que empecé cuando me llevaron a la escuela y aún no he parado. Luego quizás vaya al cine pues he visto que ponen una película que se llama “Otros tiempos” y aunque estoy muy seguro de que es mala me interesa verla pues está hecha con trozos de noticiarios antiguos y además conozco al que la ha hecho y quiero saber si aún es más tonto de lo que yo me creo.
Ahora, amor mío, pienso más en ti, en tu amor y en todo lo que te necesito. Te decía que eras mi obsesión y tengo que repetírtelo: eres mi dulce y maravillosa obsesión, que me persigue continuamente, día y noche, esté donde esté y haga lo que haga. Después de tu maravillosa carta intimica aún estoy más prisionero de tus encantos, aun me has hecho mucho más tuyo, mas intimicamente unido a ti. Bendita confianza que nos permite amarnos de esa forma. Yo no entiendo nada de nada y por lo tanto no se decirte si esa gran confianza es excepcional. Solo te digo que sin ella no sabría vivir, me sería imposible del todo, más en estas largas ausencias. En cuanto a mis posesiones son mucho más maravillosas que las tuyas. Para ti no, claro, pero para mí sí, tu nuca donde me gusta acariciarte metiendo mi mano abajo tu pelo, tu cuello…
Vivir siempre es mejor que pensar. He recorrido, a través de tu carta, todas esas posesiones mías. Las exploradas pues hay más cosas de las que no me hablas, de las que yo nada conozco pero que quizá algún día serán mías. Lo más atractivo en ti, tu maravillosa geografía me la has entregado una vez más, la has hecho mía, muy mía y yo he sido muy feliz recibiendo ese regalo tuyo, en el momento que más lo necesitaba, que más íntimamente unido a ti debía estar. Ahora me noto más acompañado, mi soledad es menor, ya no estoy solo, más que nunca has venido tu a mi lado, a ayudarme, a hacerme compañía, has venido y me has dicho: mi pequeño, descansa en mí.
Yo continúo haciendo mi vida. Estudio y estudio. Te escribo y leo tus cartas, pienso en ti y te amo, vivo para ti: un día a la semana puedo escribirte un poco más. Otro día viajo a Madrid. Te necesito más que nunca y te amo más. Ahora voy todos los viernes a Madrid, sin dejar ni uno. Ya lo sabes, por si se me olvida en el momento decírtelo. Ahora como ya estoy más próximo a examinarme tengo que ir sin falta a Madrid para el último toque, para hacer el último esfuerzo. Ya sabes que con el nuevo viaje no es tan cansado pero vuelvo rendido. Ten en cuenta que yo no tengo costumbre de moverme, estoy siempre sentado y la más pequeña cosa me cansa. Estudio mucho, esta semana igual que la anterior, no hago el cálculo pues me cuesta mucho trabajo pero ya sabes. La semana pasada no me mandaste premio, tienes que enviarme dos. Yo los apunto todos y muy pronto los cobraré todos. Las oposiciones van bien, es decir en esta semana han corrido mucho y a poco así no llegan a mí. Cuando me convoquen me tengo que ir allí, pues aunque tarda unos días en tocarme puede dar la casualidad rarísima de que corran mucho y me llegue sin estar yo allí, entonces sí que la hemos hecho buena. Así que tres días antes de examinarme, más o menos, estaré en Barcelona. Naturalmente estudiando sin salir del Hotel y las tardes a ver examinar algún rato. Bien de nervios y malos ratos. El mismo día que me examine, por la noche, sabré el resultado. A la mañana siguiente tengo que ir a ver a los miembros del tribunal pues hay costumbre de eso. Y ese mediodía emprendo el regreso a ser posible directo a ti o sino pasando por Criptana y corriendo a verte a ti. Estaré contigo un mínimo de 5 o 6 días, siempre el máximo que pueda. Si me suspendieran estaría más tiempo, eso ya lo sabes, pero de suspenso no hablemos, no quiero llenarme de complejos. Me parece que queda contestado todo lo que querías saber sobre la oposición si tienes más dudas pregúntamelo que yo te lo digo todo.
Ahora repasaré tus cartas por si me queda algo por contestar. Robi no se examina, ha dejado de estudiar en absoluto y se casa en este mes sobre el día 25. Cuando una persona hace el tonto lo más seguro es que lo sea. Así que mi opinión es que Robi es tonto y con dinero para hacerlo a base de bien. Perdona la frase mía que te ha molestado, que no quiere decir absolutamente nada ¿es que no me puedo yo meter contigo? Además se exactamente lo que me vas a contestar cuando te digo una cosa. Aquí no lloran mucho pero están llenos de complejos sobre el luto y demás, llevan su velito para salir a la calle. Son también muy idiotas en esto, como era de esperar. Dime con tiempo cuando vas a Alicante y tu dirección que no la recuerdo. Yo diré que te escriban desde Denia para decirte cómo puedes ir allí, tengo muchísimo interés en que vayas, haz todo lo posible por complacerme. Esta tarde por fin voy al cine. Tu ve también, pero no a “La Muralla” por favor, escoge una buena. En el primer ejercicio José Mª sacó 30,75 que en Albacete era muy buena pues puntuaron muy bajo. Lo que tienes pensado para mi madre me parece bien, para ella ese siempre es un buen regalo. He recibido carta tuya hoy, no me gusta demasiado Jose Luis y su guitarra lo encuentro poco viril, prefiero los italianos y algún francés que los hay geniales lo que pasa es que los oímos poco. Me gusta te hayas arreglado el traje rojo de lunares, le tengo cariño ¿es solo para la playa o también para Cartagena? Te sentaba muy bien. Háblame mucho de ti misma ¿cómo te encuentras? ¿comes mucho? ¿trabajas? Dime a mi todas las cosicas, que tengo necesidad de saber muchas cosas de ti. Para ti mi vida toda, mi amor, mi ternura, mi ansia de verte, mis caricias, mis besos húmedos y calientes. Todo mi ser, mi todo. Muy tuyo para siempre
Queridísima reinecica mía: Lo que mas me cuesta de todo el esfuerzo que ahora estoy haciendo es prescindir de estos domingos enteramente dedicados a ti. Ahora que mi amor es mas grande que nunca te puedo escribir menos. Tú eres buena conmigo y me dices que no son sosas mis cartas, pero yo se exactamente como son y se que llevo razón en lo que digo. Ahora precisamente que tus cartas son cada vez mas maravillosas, las mías son menos. Y no es que te quiera menos tú lo sabes de sobra y te pudiste dar cuenta hablando por teléfono el otro día, sino que todo esto en que me veo metido es de auténtica locura como no puedes imaginarte. Y eso que voy con suerte y por regla general no me duele la cabeza. Sólo ayer a última hora de la tarde me dolió bastante, me tomé dos optalidones y me fui a la cama nada mas cenar (José María y Vicenta se fueron al cine a ver “Con quién andan nuestras hijas” que es película para gente de derechas. Figúrate que a Facundo le gustó mucho) y hoy me he levantado ya bien. Los nervios, otro enemigo, los domino bastante bien y voy tirando. Pero se me achica la inteligencia para todo lo que no sea estudiar y cuando llega el momento de escribirte no me salen aquellas tardes de los buenos tiempos, y desde luego aquello tan lindo de las targetas que me parece que son lo mejor que te he escrito. Te pido paciencia para mí y un poco de compasión también. Bueno Loli soy un distraído y aún no te he dicho que te amo brutal y apasionadamente, que eres mi vida entera y que soy intimicamente tuyo. Te quiero más que nunca y te necesito aún más que nunca. Y mira que siempre te he necesitado todo, pues ahora es más que todo, muchísimo más. Me parece que el otro día por teléfono nos dijimos más cosas que las que creímos decir. La voz oída dice infinidad de cosas que por carta son muy difíciles de decir. Y yo me di cuenta de tu amor, de tu ternura, de tu hambre y tú de la misma manera tuviste que leer muchas cosas en mi voz. Te quiero muchísimo Loli, estás unida a mí en todo. Tus ojos desde la fotografía fijos en mí me dan vida, ánimos, fuerzas para lo que llevo y lo que aún me espera. Gracias a ti puedo vivir esta vida, virgencita. Pensando en ti lo hago todo tú eres la fuerza para mis sacrificios, para levantarme cada mañana para sentarme a estudiar, para resistir sin desfallecer hasta la noche en que me acuesto agotadico. Tú me acompañas en todo momento. Tú lo eres todo para mí. Te lo dije un montón de veces por teléfono. Tú lo eres todo para mí y gracias a tu amor puedo vivir, puedo estudiar y puedo resistir la separación que cada vez es más dolorosa pues cada vez somos más una sola carne.
Virgencita mía queridísima, ternura entrañable, mi todo, soy muy tuyo, todo yo te pertenezco, eres mi reina y mandas absolutamente sobre mí, pues soy feliz perteneciéndote, siendo carne de tu carne y alma de tu alma, viviendo para ti exclusivamente. Eres tan maravillosa. Para mí no hay luto que te haga feucha siempre estás maravillosa para mí. Lo que de ti me gusta es lo que no se puede poner de luto. Los vestidos son accesorios, no tienen importancia para mi amor. Eres tú misma, mi carnecica de Loli, su cuerpo de mujer, lo que me gusta, me parece maravilloso e inigualable. Me agrada te arregles y te vistas bien, tú lo sabes. Pero para mí y sólo para mí, lo fundamental eres tú misma, estés vestida como una reina o cubierta sólo por una manta como María en “Por quién doblan las campanas”, o con un camisonico corto de nylon amarillo, o un largo camisón blanco de boda. Eres tú misma, mi virgen, mi morgengaben, mi donación de la mañana.
Eres mi mujer. Tú copias unos versos de Neruda y uno de ellos dice: desnuda tu cuerpo de estatua temerosa. Pues bien lo que yo amo es tu cuerpo de estatua temerosa. O como dice en otro sitio: amo tu cuerpo de nácar soleado. O si vamos a la primera poesía de todas: cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos… ¿ves cómo hasta ahí no puede llegar el luto? Y por lo tanto. Yo no puedo traerme un mal recuerdo de ti porque estuvieras vestida de luto y de prestado, pero es que yo le tengo manía al luto y por eso te digo cosas metiéndome con él. El feo es el luto. Tú resplandeces en él como el sol entre nubes. Tu belleza para mí es eterna y no me contradigas porque te responderé lo de siempre: tienes la mejor belleza: la que yo se ver en ti. Es mejor ser hermosa para un solo hombre que serlo para muchos. Es mi opinión ¿opinas tú otra cosa? Y te advierto que fuera de eso estoy muy orgulloso de ti. Yo veo las mujeres de los demás y tú vales muchísimo más. No digamos ya Vicenta, la mujer de T mismo es un rato fea. Mari Carmen la de Facundo, la mujer de Bernardo el abogado amigo de mi hermano, todas valen lo que un pepino. Pero bueno aquí el que tiene que opinar soy yo y digo que eres maravillosa y que no hay otra como tú y no admito discusión, por una sola vez me voy a poner enérgico. Ah! Y vales mucho más que yo. Aún en mis buenas épocas que es cuando estoy a tu lado y me cuidas tú que es cuando llevo recortado el bigote, las uñas cortas, bien cortado el pelo y peinado. Aún entonces vales tú más y no te digo ahora que voy hecho un auténtico desastre. Porque yo soy un desastre y sólo el deseo de agradarte y tus cuidados me convierten en algo pasable. Yo quisiera hablarte de mí. La vida que llevo más o menos la sabes. Me levanto a las 9 ½ y me acuesto a las 11 ½. Estudio por la mañana de 10 a 2, luego te escribo. Como y me pongo a estudiar a las 4 hasta las 6 y de 6 ½ a ocho, voy a echar la carta y vuelvo a casa. Doy temas con JM y a las 9 ½ me voy a estudiar, hasta la hora de cenar que varia y nada mas cenar otra vez a estudiar hasta las once y media, en que te escribo la hoja del Diario y me acuesto. Te doy las buenas noches y me duermo. Suelo dormir bastante bien, afortunadamente.
Tu carta me llega sobre las doce de la mañana y me hace verdaderamente feliz. A media mañana suelo tomar un bocadillo de queso o chorizo y por la tarde a las 6 meriendo otro bocadillo. Duermo en el mismo cuarto que mi madre, o ella en el mío, entre otras razones porque no tienen otro cuarto habitable. Hoy me he levantado a las diez, hace un día espléndido de sol. ¡Quién estuviera junto a ti! Te escribo y dentro de un momento desayunaré y me iré a pasear. Esta tarde a estudiar ¡Qué lata! Estoy animado y optimista aunque no se porqué. Te quiero brutalmente porque eres mi vida y no se vivir sin ti. Te amo apasionadamente vidica mía, ternura, reinecica, mi todo.
Ya he vuelto de pasear. Solo he ido y te he echado de menos brutalmente vengo con muchísima hambre de ti, con mucho amor y ternura y me duele no poder entregártelo, no estar junto a ti para hacerte ofrenda de todo esto que en mi corazón nace y tuyo es. Queridísima: ¿qué haces en estos momentos? ¿Cómo piensas en mí? ¿Cuál es tu hambre? Te necesito virgencita, te necesito ¿no lo notas? ¿No te estremeces toda de pura hambre? ¿No notas caer sobre ti todos mis pensamientos, todo mi amor? Una mañana como esta ¿qué haríamos? Yo no se, hace tanto tiempo que estamos sin vivir juntos. A poco de conocernos salíamos los domingos por la mañana y por la tarde. Y por la tarde tempranísimo, siempre hemos tenido prisa por estar juntos. No digo ya aquel verano pues entonces nos pasábamos todo el día juntos. Pero aquello no me basta pues ahora te quiero muchísimo más, pero fuera de aquella época nunca hemos estado juntos sin miedo de separaciones. Siempre teníamos encima una próxima separación que nos quitaba la calma y tranquilidad. ¿Qué es una mañana de domingo a tu lado? ¿A qué sabe? Ternura mía: No hemos tenido tiempo de disfrutar uno del otro, siempre separados. Tiene que ser maravilloso el vivir juntos sin temor de separaciones. Yo creo que a ti y a mí es lo que mas nos va a gustar del matrimonio: vivir juntos para siempre, sin ninguna ausencia. Entre tanto tenemos que conformarnos con soñar con una mañana como esta, llena de luz y sol. Una mañana en que tú y yo estamos juntos.
Esta semana he estudiado bastante. Te diré cuanto: Derecho Civil: Parte general cinco temas. Obligaciones cinco temas. Familia cinco temas y sucesiones cinco temas. Reales cuatro temas. Mercantil diez temas. Hipotecaria diez temas. Fiscal cuatro temas. Notarial cuatro y Procesal tres. Sumando salen cincuenta y cinco temas que son todos tuyos pues para ti los he estudiado. Si me lo merezco me mandas premio que yo apuntaré en mi libretica.
Loli ahora voy a hablarte de venir a mí. Me has engañado en cierto modo y eso no está bien. Tú me decías en tu carta que ya no venías y que no te insistiera y como estabas mala yo te hice caso y te dije aquello de mi carta. Pero era suposición mía deducida de la larga experiencia que tenemos. No había hablado con mi madre ni con nadie pues para eso esperaba tu aprobación. Por lo tanto aun se puede intentar. En tu próxima carta me dices si no te importa venir: en ese caso yo hago las gestiones que sean (siempre como cosa mía claro) y veremos lo que resulta. Sino, lo dejamos estar, y conste que no me enfado ni lo más mínimo pues no me extraña nada no te apetezca venir aquí, yo estoy deseando salir de esta casa para siempre y lo que me decías en tu carta indignada tenías razón. ¿Queda entendido? Hay una mala noticia. Va a venir MI. Tu sabes ya por este verano lo que esto supone. Cuando me lo dijo mi madre casi me echo a llorar pues era lo único que me faltaba. Mi madre dice que se va a estar aquí todo el tiempo que pueda para ver si estando ella la otra idiota retrasa el viaje. Por ahora solo es proyecto, ya te iré dando noticias según me vaya yo enterando. En fin, que no somos nadie. Mi madre me dice que a mi que me importa puesto que me paso todo el día encerrado estudiando, pero tu sabes que esta casa se pone aún más insoportable cuando viene esa imbécil. Loli para mi fue maravilloso el hablar por teléfono el otro día. ¿No podrías llamarme cada 15 días en vez de cada mes? Sería una gran ayuda para mí. Dime pronto algo sobre esto. Tengo aun “Labores del Hogar” aquí, es el nº de marzo-abril. Mañana mismo intentaré mandártelo.
Tengo la lista de los opositores, ni la he visto. Dime si te interesa verla y te la mando. Es grandísima, figúrate que son 551. Entre ellos está tu hijico pequeño. Pero no creas que me asusta que haya tanta gente. En las oposiciones lo de menos es la gente que va, pues todo el que hace bien el ejercicio aprueba. Tu no te preocupes de que haya 550 además de yo, sino de si yo me se bien el programa y si se hacer bien los ejercicios. (…) No dejes de ir a ver “Gigante” tengo muchísimo interés en que la veas para que me digas si es buena o mala y que tal trabaja el tal James Dean, que aún no lo hemos visto ninguno de los dos. ¿Sales de casa? ¿te entretienes? No tengo ningunas ganas de estudiar esta tarde, lo hago por ti. Quiéreme muchísimo. Tengo que separarme de ti. Espero que mi carta te haga tan feliz como a mí esta mañana que te puedo dedicar. Soy todo tuyo y el día entero te pertenecerá pues estudiar es la mejor forma de amarte y más ahora. Tú cuídate tal y como yo te pido. Cuídate muchísimo pues es tu forma de cuidarme a mi. Tú forma de amarme. Para ti todo mi amor, mi ternura, mis deseos de verte. Mis besos húmedos y calientes. Mis caricias llenas de amor.
Pont de Suert. Nuestra primera Notaría. Nuestro primer hijo: Joaquín (igual que su padre), aunque allí le llamábamos Quinito y le seguimos llamando Quinito durante unos años más.
En Pont de Suert Joaquín hizo su primera escritura de adopción. Os cuento…
Como cuando llegamos, en 1959, Pont de Suert era un pueblecito de verdad, ya se había corrido la voz de que iba a llegar un Notario. Nosotros, Joaquín y Loli (embarazada), llegamos allí con una máquina de escribir (la de su padre que también murió muy joven siendo Notario), un queso (que nos regaló no se quien) y un cuchillo. Eso era nuestro atuendo. Joaquín llevaba un poco de ropa para ponerse y yo igual.
Al llegar nos alojamos en el único hotel que había (no teníamos casa ni medios para comprar una). El segundo día por la tarde salimos a la calle para conocer los alrededores y yo no me encontraba bien a causa del embarazo. Nos paró una chica (Juanita) y nos preguntó si nos podía ayudar en algo. Mi marido le dijo que era el Notario, que acabábamos de llegar y que yo no me encontraba bien. Juanita (a la que también podríamos llamar la mujer de los 40 brazos) era empleada del único colmado que había (el colmado, si no recuerdo mal, de Rosa), y nos dijo que en frente estaba la casa de sus tíos, así que allí fuimos con ella y nos presentó a Eduardo y Dolores, unas de las personas más buenas que jamás hemos conocido. Entramos en su casa y ya sin saber cómo éramos nos dieron cobijo. Juanita y mi marido volvieron al Hotel a por nuestros pocos trastos, Joaquín pagó y entre los dos se trajeron todo, claro que era tan poquito y estaba tan cerca que no costó mucho.
Eduardo y Dolores tenían tres o cuatro habitaciones que normalmente alquilaban a los camioneros que hacían noche por que iban camino de Viella.
Ellos nos apañaron la mejor habitación que tenían y posteriormente nos arreglaron una habitación para la que yo compré una cama y un pequeño armario para poner nuestras pocas cosas.
Pero ya a partir de entonces siempre cenábamos con ellos, siempre me decían “bajen, que vamos a tomar una secallona y un d’alló”. Nuestra querencia era tan grande que no hay palabras para expresarla. Juanita me lo hacía todo. Me compraba todo lo que necesitábamos (o lo mandaba comprar con la furgoneta que iba una vez por semana a Lérida), por ejemplo el papel del Colegio Notarial (el poco que necesitábamos) y también nos encargó un selló de goma (Joaquín se lo pintó en un papel y a los seis o siete días ya lo teníamos). Porque también debo decir que durante bastante tiempo solo se hacía un “protesto” a la semana en la notaría.
Allí y bajo aquellas circunstancias me di yo perfectamente cuenta de lo mucho que nos queríamos.
Un día de los muchos en que estábamos cenando con la Sra. Dolores y el Sr. Eduardo, la Sra Dolores le dijo a Joaquín que Juanita era para ella como una hija pues ella no tenía hijos propios y su hermana tenía un montón. Joaquín le dijo que porqué no se “quedaba” con ella y la Sra. Dolores dijo que si, pero que entonces no tenían que quitársela nunca. Entonces ella hizo testamento a favor de Juanita, y pensó que con eso sería suficiente para que luego quedara heredera de todo, pero Joaquín le dijo que no, y que lo mejor sería adoptarla. Y esa fue la primera escritura de adopción que hizo Joaquín.
Para hacer la adopción tuvo que ir a Lérida a hacer unas gestiones, no recuerdo bien si era ante el juzgado y allí pasó algo curioso y que refleja muy bien el carácter de Joaquín. Mientras estaba esperando un funcionario fue preguntando qué gestión iba a hacer cada persona, y Joaquín dijo que era el Notario e iba para un tema de adopción. El funcionario entonces dijo “¡Una silla para el Notario!” a lo cual Joaquín dijo que o se sentaban todos o él no se sentaba. Así que sacaron sillas para todos.
Juanita era un sol y le guardaba los cromos a Quinito. Recuerdo los de los futbolistas y los de garbancito. Cómo trabajaba en el colmado podía atisbar por un agujerito los cromos que iban en el sobre y solo cogía los que no tenía repes. Ahora un album completo de Garbancito se puede comprar en TodoColección por el módico precio de 135 euros (fotos cortesía de Numismática Carlos Pelaez):
El primer cromo, con el pueblecito nevado, siempre me ha hecho pensar en Pont de Suert:
Me acuerdo que el Señor Eduardo, un día que Joaquín le ofreció media manzana, le dijo que muy bien, pero que entonces tenía que hacer el “tall de l’amic” (el corte del amigo), y le enseñó como se hacía (parece un puzzle), y que yo os enseño a vosotros, en estas fotos:
Luego ya nos hicimos amigos del médico, de los dos ingenieros, del farmacéutico y del alcalde.
El alcalde le dijo a Joaquín, que en Cataluña, si quieres quedar bien con las personas tienes que recordar bien su nombre cuando te las presentan, y al despedirte, hacerlo por su nombre. Creo que es buen consejo en cualquier lugar!
Nos ganamos el cariño de todo el mundo, y cuando le pedí a Joaquín que averiguara si alguien nos podía conseguir un abeto para adornarlo en navidad, acabamos con 4 abetos pues todo el mundo se desvivió por nosotros (uno dentro de casa y los otros tres en el patio!). Esta foto es de esas navidades, tomada en enero de 1961, en la copa del abeto está el muñequito inflable que le compró Joaquín a Quinito:
Mientras estuvimos allí no tuvimos coche, así que si había que desplazarse siempre íbamos con “Capacico”, que era único taxi de Pont de Suert, y que era muy majo y me dejaba sentar delante para que no me mareara (que yo soy de marearme mucho). También y como había tiempo yo le ayudaba en la Notaría a Joaquín (aunque había poco que hacer), por ejemplo, le numeraba las (pocas) escrituras al final del día. Joaquín también tenía tiempo para cartearse con Luciano G. Egido, gran amigo, y para escribir críticas de cine. Fue precisamente allí que escribió la crítica a la película Molokai, que empezaba “Molokai es una mala película”.
Hoy quiero hablaros de Joaquín de Prada González, ese chico de Salamanca que amé y sigo amando con locura. Pero os cuento, Joaquín Jr. me sorprende siempre que puede con fotos, fotos antiguas, como estás que acompaño y que son del viaje que la semana Santa de 1982 hicimos a Montpellier.
Como ya he dicho en otras ocasiones, desde que vivimos en Barcelona nos gustaba mucho ir a Francia, que no a Andorra, en principio buscando libertad, a Joaquín le gustaba comprarse libros prohibidos, revistas como el Nouvelle Observateur, y, porque no decirlo, de vez en cuando el Playboy. También veíamos las películas prohibidas. Lo que pasa es que después de la muerte de Franco, íbamos sencillamente por “vicio” quiero decir, por pasar un rato agradable y comer bien.
Estas fotos me dice Joaquín que son de la cámara “Pocket-110” y que tienen un negativo muy chiquitín, pero que a pesar de ello ha conseguido digitalizarlas con calidad. A mi siempre me saben a poco y me parecen estupendas, por muy mal que diga él que están.
Recordando a Joaquín, como siempre hago, a veces pienso que este blog, MI blog, escribo siempre el mismo post, que repito una y otra vez, intentando no olvidarme de Joaquín, de que fué Notarío de Barcelona, de que fue ViceDecano del Colegio de Barcelona -“su” Colegio- pero que fue sobretodo un ser humano extraordinario al que amé con locura. Pues digo, que recordando a Joaquín, he abierto uno de los muchos cajones que tengo en casa, llenos de lo que Joan Manuel Serrat llamaría “esas pequeñas cosas” y que hoy quiero compartir con todos vosotros.
Mi preciosa pulsera PRADA (¿quien se atreve a decirme que no soy PRADA?
El carnet de Joaquín del Congreso de Madrid de 1991, al que ya no pudo asistir porque estaba muy muy malito, debajo mi carnet del primer Congreso del Notariado al que fuimos, cuando el Notariado era algo.
Quiero decir lo primero que yo no soy de ningún “-ismo” que yo soy de las personas buenas y para mi el Che era una persona buena que quería ayudar a los demás.
Lo que ha pasado después en Cuba es otra historia. Y a Fidel no lo puedo ni ver.
Dicho esto, quiero decir que hace ya casi 20 años mi hijo Joaquín me regaló una caja de puros ¿Una caja de puros? os preguntareis. No, no os asusteís, dentro tenía una colección de fotos del Che, de un fotografo suizo.
En 1963, Rene Burri, un fotógrafo suizo, viajó a la Habana para fotografiar a Ernesto “Che” Guevara.
Debo reconocer que el Che era muy guapo (¡pero no más guapo que mi Joaquín!), y que estas fotos en que está con el puro me gustan mucho.
Quiero decir que hace muchos años leí los diarios del Che cuando estaba en Bolivia, ahí se ve lo bueno que era. Me da mucha pena que lo mataran, porque, no hacía falta matarlo.
No querían sólo matar a la persona, querían matar el mito, la leyenda, pero les salió el tiro por la culata. El mundo NO SE HA OLVIDADO DEL CHE sino todo lo contrario.
En esa foto estoy hace unos años con un libro muy bonito sobre el Che.
Este es mi pequeño homenaje al Che y a Joaquín, en esta foto de 1974 fumando un puro, aunque, claro está, él no fumaba nunca.
No quiero acabar sin dejaros el discurso que dio ante las Naciones Unidas.
Quiero empezar una serie de entradas acerca de establecimientos que para mi son emblemáticos. Son establecimientos de todo tipo que me llevan a esa Cartagena de mi juventud a la que quiero volver.
Me gustaría dejar claro que el mérito que tienen (aunque quizás no es el único) es que son locales para mi maravillosos donde tuve el placer de ser clienta.
Loli con su hija Cristina en la puerta de Larvi en 1972. En primer plano se ve a Jerónimo Samper, padre de Loli
Voy a empezar por Larvi, que yo lo recuerdo en la esquina de la calle Mayor y las Puertas de Murcia, es decir, estaba al final de la calle mayor. Eso es curioso, pues mi bisabuelo tenía una tienda de ropa en la otra punta de la calle Mayor, muy cerca del ayuntamiento:
Por aquél entonces se conocía la calle Mayor también como calle de la Marina Española. Pero sigo con Larvi: se que hace muchos años se trasladó a la calle del Aire, a pocos metros, pero yo lo recuerdo en aquella esquina.
Yo, aunque vivía en Barcelona desde 1968 y compraba en las mejores tiendas de entonces, como Santa Eulalia, Furest, Gales y otras, cuando iba a Cartagena me gustaba siempre ir a Larvi. Sabía que Pepe Mulero compraba su stock mayoritariamente allí, pero no me importaba.
El hecho de que estuvieran donde estaban significaba mucho para mi: sus escaparates vieron como el uno de abril de 1956 un apuesto estudiante de derecho (que después sería notario) y que estaba haciendo la milicia, Joaquín de Prada González, de Salamanca, conoció a una chica de Los Molinos.
El siete de abril de 2010 el periódico “La Verdad” sacaba la noticia de que Larvi iba a cerrar después de 50 años. Larvi, como tantos otros negocios “de siempre” de Cartagena (y de tantas ciudades) sucumbía, y Cartagena ya no sería igual, bueno, al menos un poquito.
Por eso yo ahora quiero decir: ¡Quiero volver a Larvi para comprarme una blusa para ir a pasear con Joaquín por las Puertas de Murcia!
Loli en las Puertas de Murcia en 1982. AL fondo Larvi.
Para los que hayáis disfrutado de la última entrada “La epístola de Cambridge” que sepáis que no sois los únicos. Aquí va (con su permiso) una reacción a esa entrada que me ha mandado nuestro amigo Juan-José López Burniol:
Buenos días, Loli.
Leí el artículo que el hijo ha escrito sobre su padre. Un prodigio de sensibilidad. Retengo una frase: “La suprema esperanza de que hay un libro en alguna parte de aquella inmensa biblioteca (el mundo), que nos dará ese algo indefinible que llena de una vaga inquietud nuestro espíritu. La casi certeza de que la felicidad es un libro”.
¡Cuántos aspectos ocultos tenía la rica y compleja personalidad de Joaquín! Por eso, entre otras razones, sigue estando tan presente entre nosotros veinticinco años después.
Recuerdos y abrazos,
Juanjo.
Y de paso comparto con vosotros un par de fotos en la que salen los dos, recientemente escaneados los negativos por mi hijo Joaquín, y que datan de 1989 cuando celebramos nuestras bodas de Plata.